De recuerdos y lunas

Mierda que pisas

Yo se lo he oído algunas veces a mi buen amigo Benjamín, Benjamín Menor Hernández: "Ojos que no ven, mierda que pisas". Lo de variar o trastocar refranes da mucho juego para el humor. Y para el surrealismo: "Quien a buen árbol se arrima, ni te cases ni te embarques". "Martes y trece, mona se queda". Y así.
Hace unos meses, a principios del verano, la Ministra de Vivienda, María Antonia Trujillo –y confieso que acabo de reprimir la tentación de apostillar "la inefable" como le cuelgan muchos periodistas como epíteto–, nos invitó a mirar al cielo para, según ella, descubrir que el mercado inmobiliario se abre. Así, desde la percepción de las alturas que dice la Ministra, el derecho al techo digno para todos que recoge la Constitución estaría más cerca de cumplirse. Al percatarse hacia lo alto, si no al alcance de las manos, los pisos quedan al alcance de la vista. Algo es algo. Y por algo se empieza. Sí, lo dijo a principios de verano diciendo que si miráramos al cielo, en vez de mirar al suelo como normalmente hacemos, descubriríamos esa realidad que, por lo visto, no han visto ni los agentes inmobiliarios, ni los economistas, ni las sociedades de tasación. Mirando hacia arriba y no hacia el suelo podemos observar en las fachadas muchos carteles que dicen “Se vende” o “Se alquila”, lo que para la responsable ministerial es prueba irrefutable de que el mercado se mueve. Porque el caso, dice Trujillo, “es de manual: cuando hay más oferta, el precio baja.” Algunos medios han bautizado con cachondeo esta empírica ciencia estadística y trujillesca, que utiliza como medidor el “ojímetro”, como “fachadología” o “fachadística”. Ciencia que a mí me parece arriesgada. Me explico ahora volviendo al principio:

Tal como están las calles, en cualquier ciudad, me atengo a la máxima escatológica de mi amigo Benjamín jugando con los refranes. Y ahora, pensando mal, supongo que quizás por ello, quizás previendo el riesgo de pisar excrementos si no se mira al suelo, el Ministerio de Vivienda, en colaboración con el Consejo de la Juventud de España, es por lo que hace meses promocionaron aquellas zapatillas Keli Finder con aquella infame coartada del "obviamente no podemos conseguirte casa, pero de momento te ayudamos a buscarla". Porque mirando al cielo para ver las fachadas, ignorada la rue, podemos chafar muchos zurullos. Así, pasados de moda aquellos “pisamierdas”, esos botines de goma que los hombres del campo llevaban lustrosos los domingos y fiestas de guardar, el Ministerio y Consejo de la Juventud, promocionaron zapatillas.

Después de las "soluciones habitacionales", después de las Keli Finder diseñadas por el Consejo de la Juventud de España que te encaminan cuando buscas casa, ha llegado la fachadología o fachadística de la ministra Trujillo. Los jóvenes o quienesquiera que busquen piso, lo único que tienen que hacer es mirar los carteles de las fachadas donde se dice “Se vende” o “Se alquila”. Y seguidamente, si no se tienen que limpiar antes la mierda que han pisado, llamar al teléfono que pone. O tocar al timbre. Lo malo es que, hecha esta operación, luego hay que perder la perspectiva alta para descender a la realidad del suelo y mirarse los bolsillos. En el último año, más allá de las concentraciones pro botellón, muy retransmitidas en las teles, también ha habido concentraciones de jóvenes, no tan difundidas éstas, en Madrid y en otras capitales reivindicando vivienda para todos. A lo peor, desde la ciencia de la ministra Trujillo, lo que pasa es que los jóvenes españoles que buscan casa no tienen altura de miras.

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