Modos de hacer
Puede que el modo de hacer las cosas muestre el modo de entender el mundo y de entender la posición en el mundo de la persona que las realiza. Así podríamos entender, que nunca aceptar, el truculento caso del directivo de Canal 9, Vicente Sanz, acusado y prácticamente derribado por entender que la suya le otorgaba derechos de pernada, de uso indiscriminado del personal a su cargo. Afortunadamente las nuevas tecnologías han terminado con él y, esperemos, con unas prácticas heredadas de aquellos tristes y lejanos años donde la jerarquía social concedía bulos y escondites a las debilidades de las clases más elevadas.
El modo de hacer las cosas, como ocurrió nuevamente en nuestra Autonomía, demuestra que todavía existen cerebros tan estúpidos como bien posicionados: el último caso de censura en Valencia. La retirada por parte de la autoridad política de determinadas obras consiguieron que Romà de la Calle presentara su dimisión como director del Muvim. Retirada de fotografías que centuplicaron la difusión de la colección. Censura que sale por la culata y que lleva a pensar en la ausencia de miras de las personas responsables. O no. Lleva a pensar en su modo de hacer las cosas. Lleva a temer su modo de entender su posición en el mundo. Tales modos se resumen en una posición de privilegio y un derecho a imponer el criterio propio al resto de seres vivos. Afortunadamente en este caso tampoco ha triunfado la fuerza despótica frente al clamor popular.
Por último, por decir algo, nos encontramos esta semana con la carta que Benedicto 16 ha dirigido a sus acólitos y acólitas. Dicen que es una carta dura, escrita desde el dolor y la tristeza. Dicen, otras fuentes, que son unas palabras intencionadamente concretas (geográficamente). Palabras que toman como cabeza de turco los casos de pederastia en Irlanda para dejar correr servir de ejemplo los casos ocurridos por ejemplo en Alemania (donde aquel Ratzinger hubiera hecho la vista gorda con conocimiento de causa y donde aquel otro Ratzinger hermano suyo parece tener algo que ocultar). El modo de hacer las cosas entonces, sitúa la carta del Papa en el mismo plano que las conclusiones del trío de las Azores sobre las armas de destrucción masiva, o de las perjuradas intenciones tecnológicas de Ahmadinejad respecto al uso del uranio. Engañar a una ciudadanía idiota en busca del Bien Principal, un valor lejano e incomprensible para los seres comunes.
De igual calaña parecen por ejemplo las últimas declaraciones de la señora Adela Serra. Concejala ahora del Grupo No Adscrito. Declaraciones en las que cuestiona el sistema del país en que vivimos al igual que hicimos muchas otras personas mientras ella misma estuvo en el poder. Todo porque existe un presunto veto hacia el negocio de su familia, igual que el que otras personas sentimos cuando ella estuvo en el poder.