Morante, Javier Castaño y Raúl Bravo
La Navidad con su concurrencia en el fin de año es muy adecuada para los balances y las miradas retrospectivas. Si hablamos de toros y de Villena no merece la pena volver la vista atrás y tampoco hacer previsiones de futuro a corto. Unos creen que evitando las opciones para que puedan celebrarse festejos en el coso de la pirámide se están marcando un tanto para acabar con la tauromaquia, mientras que los otros se lo creen y tienen la sensación de que como ya no hay toros el día 7, la tauromaquia está finiquitada. Ni lo uno ni lo otro, se trata nada más y nada menos que de la discriminación local de una actividad internacional del Patrimonio Cultural español y cuya protección está encomendada por ley a los poderes públicos.
Repasando lo que ha sido la temporada y jugando a organizar una corrida que refleje lo que más me ha gustado, estoy barajando algunas combinaciones con diestros muy interesantes y algunos toros que han destacado por su condición de bravo. La verdad es que saldría una buena feria juntando lo mejor de 2013 pero seré concreto y para el nuevo año propongo a los queridos lectores el cartel del título, que ya me gustaría ver en alguna plaza de toros antes de la nueva columna resumen de finales de 2014 y que no podría ser en Villena ni aunque yo fuese el alcalde.
Sería con reses de Victorino Martín porque este encaste de Albaserrada y Saltillo exige valor en una proporción tan grande que los rostros en la puerta de cuadrillas muestran lo que es una corrida de toros de verdad. Tras la valentía, los vitorinos exigen una técnica perfecta y extraordinarias condiciones físicas, y finalmente veríamos si es posible la creación artística.
Por ello quisiera disfrutar del toreo de esta terna los tres que más admiro en este momento ante una casta así y en una plaza llena de buenos aficionados, de esos que se sientan en el tendido con los poros abiertos para que cale y paladeando cada lance.
Morante de la Puebla torea como nadie ha toreado hasta el momento, con una síntesis entre Joselito el Gallo y Juan Belmonte, como si estuviese resucitando la tauromaquia de la Edad de Oro del toreo en el peor momento del mismo. Es capaz de sorprender incluso a quien cree que ya lo ha visto todo y sueño que esta lidia sería su obra maestra.
Javier Castaño procede de lo más profundo de las cavernas después de haber pasado muchas temporadas en el banquillo toreando poquísimas corridas y se ha ganado un puesto de honor durante las dos últimas temporadas, siempre lidiando corridas duras con la mejor cuadrilla.
Raúl Bravo es un héroe que no se rinde y que me hace sufrir toreando porque cada vez que tiene una oportunidad se lo juega todo en ella y de ese triunfo depende que lo vuelvan a poner en el siguiente cartel. Cuando veo como se lo llevan a hombros no me cambio por nadie.