Editorial

Ni una gota

Una semana más, y las que nos quedan, tenemos que referirnos al trasvase Júcar-Vinalopó. Tras la que consideran su segunda “victoria” judicial –el rechazo a la suspensión cautelar de las obras del trasvase solicitada por la Junta Central de Usuarios–, los representantes de Aguas del Júcar y del PSPV-PSOE se han lanzado a por la cabeza del villenense Andrés Martínez, quien no obstante ha recordado que esto no es un punto y final, sino un punto y seguido de un proceso que aún no ha concluido. Quizá no deban algunos lanzar las campanas al vuelto tan pronto, no sea que acaben cayéndoles en la cabeza.
En cualquier caso, no es esta noticia la que queríamos comentar, sino otra conocida también esta semana y que, de un modo u otro, da la razón en parte a los que lanzan campanas, puesto que el binomio agua-especulación inmobiliaria, sin ser universal, sí que está más extendido de lo que a muchos nos gustaría: El promotor de la urbanización Las Cañadas, que pretende construir en el término municipal de Elda 7.500 viviendas (que albergarían hasta un total de 22.000 personas) con el beneplácito del ayuntamiento eldense, gobernado por el PSOE, quiere abastecerla con el agua que extrae de los pozos que hay en su finca, sita en Villena.

A pesar de que la propia Confederación Hidrográfica del Júcar puso en tela de juicio la posibilidad de lograr el abastecimiento para tantas viviendas, el consistorio de Elda no tuvo empacho alguno en aprobar el proyecto, mientras que el promotor se apresuró a señalar que dispone de pozos de su propiedad en Villena que le permitirán abastecer a la nueva urbanización.

Afortunadamente, la Comunidad de Regantes de Villena, que es quien regula los caudales de explotación de los acuíferos de nuestra ciudad, ha reaccionado con prontitud señalando que el uso exclusivo de dichos caudales es el agrícola y, además, únicamente para ser utilizados en la finca que dicho promotor posee en Villena. El propio Andrés Martínez ha advertido al controvertido promotor –cuyo “currículum” atesora ya algunas polémicas medioambientales– que llegará hasta donde sea necesario para impedir que salga una sola gota hacia la urbanización de Elda, porque es lo que dice la ley.

No estaría de más que nuestro ayuntamiento, suponemos que bien relacionado con el ayuntamiento eldense, reiterara a Juan Pascual Azorín las advertencias lanzadas por Andrés Martínez, porque si de lo que se trata es de evitar la especulación y el urbanismo insostenible, tan malo es el que bendicen unas siglas como el que bendicen otras.

(Votos: 0 Promedio: 0)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba