Nosotros, los parados
El diestro Costillares inventó en el siglo XIX la suerte del volapié, un recurso para estoquear a los toros que se aplomaban y se quedaban parados al final de la lidia. En sus orígenes fue ésta una suerte usada en contadas ocasiones y su evolución ha llegado a nuestros días como la única, prácticamente, que se emplea para entrar a matar pues todos los toros, prácticamente, se quedan parados al final del tercer tercio. Elegí para esta columna este nombre genérico de El Volapié pues la contundencia de su ejecución es un ejemplo para mí.
Parados debemos sentirnos todos aunque todavía tengamos la dicha de conservar nuestro empleo o nuestra empresa. Es seguro que no ha pasado un solo día desde que se acabaron las Fiestas en el que no hayamos hablado de crisis con alguien cercano. En Villena ya hay más de tres mil parados según las cifras oficiales y quiero mostrarles mi solidaridad. También a los parados encubiertos por muchas razones e incluyendo la máxima de que cualquiera puede caer en la caja del paro en breve.
Es importante que todos nos sintamos afectados y que luchemos por cambiar el sentido de esta inercia. Es importante que hablemos de cómo está afectando la crisis a nuestro estado de ánimo. Es importante que intuyamos el importante momento de oportunidades en que estamos, como Costillares cuando ideó una estratagema para poder con toros que otros no podían.
Resulta tan sencillo como injusto culpar sólo a ZP aunque sea este el presidente de un gobierno capaz de afirmar un hecho y el contrario al mismo tiempo, nada más y nada menos. El PSOE cuenta con un legítimo respaldo popular que en el peor momento de su vida le reportó casi un 35% de los votos. En mi opinión, esta es garantía suficiente. El Partido Popular está esperando que se repita esa situación y se le permita recuperar el poder sin la necesidad de ejercer la oposición de forma contundente y metódica. Con un sencillo equipo en la hemeroteca bastaría para devolver la ilusión a la España que representan, y sin embargo no actúan. Los sindicatos, por las razones que sean, se están mostrando cautos y prefieren no entrar en confrontación con el Gobierno cuando todos podemos imaginar cuales serían sus actos en el caso de que gobernasen los del centro reformista.
Lo cierto es que una nación como España no puede permitirse el despilfarro de la Autonomías, la existencia de distintas televisiones públicas, los diversos boletines oficiales que tienen unos y otros organismos, tres millones de funcionarios Y por encima de todo esto no nos podemos permitir que los políticos y sindicatos tomen la iniciativa por nosotros los parados.
Debemos entrar en acción de modo incruento y activo. Promovamos como punto de comienzo una reforma de la Ley Electoral: Listas abiertas, doble vuelta y limitación del poder de las minorías.
Mientras los políticos se consideren una casta superior, intocable y a la que no afecta la crisis, nosotros los parados no podemos descansar.