Ayer quedó visto para sentencia el juicio de faltas en el que se vio la denuncia presentada por el concejal Juan Richart contra el asesor de ocio de la alcaldesa, por una presunta agresión cometida contra el edil el 21 de septiembre pasado. Esta es la parte jurídica a la que se agarró como clavo ardiendo Celia Lledó para no asumir, ni ejercer, sus responsabilidades políticas, cuando dos miembros de su equipo de gobierno protagonizaron tan lamentable espectáculo.
Quedan sólo unos días para que conozcamos el veredicto final, pero el hecho de que desde el ministerio fiscal se haya mantenido la acusación contra el asesor de ocio, y haya rechazado cualquier responsabilidad del concejal Juan Richart, nos reafirma en la postura que el Grupo Municipal Socialista siempre ha mantenido: la alcaldesa debería haber cesado a su cargo de confianza desde el momento en que conoció las circunstancias de los hechos, respondiendo así políticamente a un hecho que nos coloca vergonzosamente en la primera página de los medios de comunicación, al margen del resultado del proceso judicial.
Desde el Grupo Municipal Socialista siempre hemos respetado la presunción de inocencia en el ámbito de las responsabilidades judiciales, pero consideramos que se debería haber actuado políticamente porque en política los errores deben tener una respuesta política. Y esa respuesta no podía ser otra que su cese, por higiene y por ejemplaridad. Un funcionario de empleo, cargo de confianza de la alcaldesa, no puede liarse a golpes en la calle y no tener una respuesta fulminante por parte de quien le nombró.
A pesar de buscar excusas legales para eludir debates, a los que tiene verdadera alergia porque no entiende otros argumentos que la excusa y las argucias legales, seguimos pensando que las deudas ocultas que Celia Lledó tiene con este cargo de confianza, son tan grandes que ha consentido la ruptura de su propio grupo municipal antes que dignificar la actuación política en el Ayuntamiento de Villena.
¿Por qué ha de pagar la población de Villena los intereses no declarados que se esconden en la relación política de la alcaldesa Celia Lledó con su asesor Isidro Gosálbez?
