Apaga y vámonos

O para todos o para ninguno

El anuncio de la “inevitable” subida de un 10% de las tasas del Conservatorio Municipal de Música, además de ser una tocada de narices tan grande como cualquier subida achacable a la inutilidad de quienes dicen que nos representan, ha puesto sobre la mesa una delicada cuestión que suscita no pocas dudas: ¿Por qué tenemos que pagar entre todos los estudios musicales de unos cuantos?
Empezando por el principio, habría que decir que las enseñanzas musicales, en tanto que oficiales y regladas, tendrían que ser costeadas por la administración que posee dichas competencias, que no es otra que la Generalitat Valenciana –ese engendro quebrado y saqueado por el lamentable desgobierno del PP durante los últimos 17 años–, pero como la tropa de Fabra & Camps no pagan lo que deben ni lo que deberían (ya se han gastado hasta lo que no tenían en Calatravas, Fórmulas 1, aeropuertos y Ciudades de la Luz…), en algún momento dado el ayuntamiento de Villena decidió que debía asumir la mayor parte del coste de los estudios musicales que se imparten en nuestra ciudad.

Durante los años felices no pasaba nada, pero ahora que se mira con lupa cada céntimo que se gasta, convendría preguntar hasta qué punto estamos los villeneros dispuestos a pagar de nuestro bolsillo según qué tipo de servicios. En el caso del Conservatorio, éste supone un gasto anual de más de 1,1 millones de euros, del que descontando una birria de subvención de 80.000 euros de la Conselleria y el dinero recogido con el pago de tasas y matrículas, quedarían unos 800.000 euros anuales (133 millones de pesetas) que aportamos todos de nuestros impuestos. Y para rematar la faena, resulta que ese dinero no beneficia exclusivamente a ciudadanos de Villena, sino que a nuestro Conservatorio acuden alumnos de Castalla, Biar, Cañada, Campo de Mirra, Benejama, Bañeres, Sax, Caudete o Yecla, cuyos ayuntamientos han dado largas cuando se les ha preguntado por la posibilidad de arrimar el hombro y aportar algo a la causa.

Así las cosas, la pregunta que queda en el aire es evidente: ¿Por qué debe pagar el ayuntamiento –es decir, por qué debemos pagar todos– los estudios musicales de un determinado grupo de personas y no nos paga a los demás el coste de la Escuela Oficial de Idiomas, la cuota de la piscina, las clases de refuerzo escolar, los cursos de natación, la academia de informática o mecanografía, el judo, el tenis, el ballet…?

Está claro que el culpable de esta situación solo tiene un nombre, el Partido Popular de la Comunidad Valenciana y sus impresentables dirigentes, pero lo que yo no veo nada claro es que tengamos que pagar justos por pegadores, ni conozco en qué lugar está escrito que la enseñanza voluntaria que ciertos padres desean para sus hijos tengamos que pagarla todos a escote. ¿Alguien se atreve a aclararme la duda?

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