Editorial

Otoño caliente a la vista

El plazo se ha terminado, y pese a los repetidos aplazamientos vividos durante las últimas semanas, el alcalde debe dar respuesta, en los próximos días, a la reclamación socialista respecto al cese de Juan Richart de la Junta de Gobierno y como teniente de alcalde, tal y como pidió el PSOE públicamente a finales del pasado mes de agosto.
Sea cual sea la decisión que tome el alcalde, tendrá importantes repercusiones tanto en el seno del equipo de gobierno como en la propia gobernabilidad del ayuntamiento, pues en cualquiera de los casos estaría en peligro la mayoría necesaria de votos que permite sacar adelante mociones y acuerdos, es decir, proyectos e iniciativas de los gobernantes o la oposición.

Por mucho que el alcalde haya intentado apaciguar los ánimos, lo cierto es que esta crisis no tiene marcha atrás, ya que el PSOE sigue manteniéndose firme en su postura, y si Esquembre no acepta sus peticiones romperá el equipo de gobierno. Desde el otro lado, Richart se muestra igualmente firme, y en el caso de ser apartado de la Junta de Gobierno y la tenencia de alcaldía –no así de sus delegaciones, pues según el alcalde en cualquier caso las seguiría manteniendo–, está dispuesto a actuar por libre durante el resto de la legislatura, votando a favor solo de aquello que considere oportuno y obligando al alcalde a negociar con él, sí o sí, cualquier iniciativa que quiera sacar adelante el equipo de gobierno.

Así las cosas, mal panorama político se presenta para los próximos meses, a lo que habrá que unir el creciente clima de malestar ciudadano con la gestión de los actuales gobernantes, que a buen seguro se irá incrementando conforme se acerquen las próximas elecciones.

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