Otra ubicación para la pista de atletismo es posible (o no)

Hay una canción del fallecido cantautor Pablo Milanés que dice: El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos, el amor no lo reflejo como ayer... Pues sí, el tiempo pasa, pasan las legislaturas, pasan los concejales y las concejalas de Deportes, al igual que los alcaldes y las alcaldesas, pasan las campañas electorales, pasan las ediciones anuales de los festivales Leyendas del Rock y Rabolagartija, y entretanto los atletas, los que conforman el deporte de base, la cantera que se diría, niños y niñas, llenos de ilusión y ganas por practicar este deporte que les apasiona y al que acceden con grandes ilusiones, se hacen mayores.

En el mejor de los casos se marchan a otros pueblos donde las instalaciones deportivas cumplan unas expectativas mínimas de calidad; en el peor, abandonan la práctica deportiva, porque, digámoslo por enésima vez, la pista de atletismo de Villena es una asignatura pendiente desde hace años.

Creo que ya está bien de marear la perdiz, las promesas incumplidas son una falta de respeto a la ciudadanía y no pueden ser el modus operandi del político y de la política local por definición. En tal caso, no serían necesarios ni la política ni los políticos, tampoco los asesores; bastaría tan sólo con un funcionariado técnico que gestionase la administración de forma aséptica y rigurosa, cumpliendo los plazos que marcan las leyes y cerrando un expediente tras otro sin más.

En el Pleno municipal de agosto, el Partido Popular presentó una propuesta en la que planteaba estudiar otra ubicación para la nueva y prometida pista de atletismo incluida en el plan META, una idea que a priori me parece sensata si pensamos en un simple dato (puede haber otros añadidos para ubicarla en un lugar distinto): ¿Qué va a pasar con los festivales de verano cuando se haga la pista nueva? Porque ya están comprometidas para varios años más ediciones de Leyendas y de Rabo y si los festivales se desarrollan en el espacio habitual —cuya fotografía de su actual estado pueden ver acompañando este texto— la futurible pista de atletismo quedaría seriamente perjudicada, como viene sucediendo con la actual cuando terminan estos eventos.

Es una queja repetida año tras año: el lamentable estado en el que queda sumida durante bastantes semanas después de terminar agosto, un auténtico erial. La vieja y única pista de atletismo disponible en Villena es la principal damnificada del verano villenense.

Sin embargo, como decía al inicio, el tiempo pasa, y eso es precisamente lo que le va a venir de perlas de esta moción al equipo de gobierno municipal: ganar tiempo. Tiempo que al final, para los atletas, va a ser, como siempre, perder más tiempo.

Terminará 2024 en un abrir y cerrar de ojos, empezará el año 2025 y los presupuestos seguramente no estarán aprobados, funcionando durante meses con el prorrogado, con lo que las inversiones se paralizan, llegará el verano con tantísimo evento y las fiestas de septiembre a las puertas…  Y cuando nos queramos dar cuenta, pasa un año y otro y estaremos otra vez en campaña electoral. Entonces… se volverá a prometer, blablablá... Menos mal que tenemos la hemeroteca, para que no nos digan luego que somos unos exagerados o, peor, unos tendenciosos.

En Villena, tu pueblo y el mío,  todo cuesta infinito, no sé por qué nos pasa precisamente aquí y de forma tan agotadora, si alguien puede explicármelo estaría muy agradecida, la verdad. Me encantaría entenderlo, para poder justificarlo o al menos, sentir cierta paz, cierta tranquilidad de espíritu.

Para terminar: si tienen curiosidad y ganas, busquen en internet imágenes de otras pistas de atletismo de nuestra provincia; hace poco reabrieron la de Elda y unos años antes se inauguró la de La Nucía, con unas instalaciones para morirse de envidia.

Estos municipios pueden organizar eventos de atletismo que en Villena son impensables, ya que no se dan las condiciones y por tanto permanecemos a la cola, también en esto. Por lo que veo, en Villena no nos merecemos mejorar en ámbitos como el deportivo y nos quedamos eternamente colgados del 10 de septiembre con los pálidos reflejos de unas Fiestas que nos deben alimentar durante un año entero. ¿Somos felices en esta anémica existencia? Quizá haya quien se resigne, pero a mí me parece muy triste.

Por: Pepa Navarro Ribera