Apaga y vámonos

Pachi I “El Legalista”

Legalista, según el diccionario de la RAE, es aquel que “antepone a toda otra consideración la aplicación literal de las leyes”, que no es ni más ni menos que lo que le ha dado por hacer a nuestro alcalde, Francisco Javier Esquembre, aunque solo cuando le interesa, como ha podido comprobar en sus carnes cierta empresa de Villena a la que el ayuntamiento le ha hecho la pirula encargando irregularmente la construcción de unos nichos para el cementerio que finalmente el Muy Ilustre ha acabado comprando a una empresa de fuera. Eso es velar por el pueblo, sí señor.
Pero a lo que vamos: amparándose en una Ley autonómica que regula el uso de los locales de fiestas –desconocía que Sax no formara parte de la Comunidad, porque allí esta ley no parece de obligado cumplimiento–, y para ahorrarse una cantidad de euros irrisoria en comparación con lo gastado, por ejemplo, en la presentación de las Regidoras, el concurso de Coreografía o las pagas extras que esta misma semana, y en reconocimiento del gran trabajo que están haciendo, se van a echar al bolsillo el alcalde, los concejales y los enchufados de confianza –casi 5.000 euros Esquembre, entre 3.000 y 4.000 los ediles y del orden de 2.700 los contratados por tener el carné del partido–, los estudiantes y arqueólogos que, voluntaria y desinteresadamente, vienen a Villena trabajar en el yacimiento del Cabezo Redondo se han quedado sin alojamiento en nuestra ciudad y han dormido, desayunado y cenado en Sax, ciudad que ha demostrado ser infinitamente más hospitalaria que la nuestra, en la que la observancia estricta de la ley nos ha hecho quedar a la altura del betún, causando además un daño intangible que ya veremos en próximos años hasta qué punto llega.

– ¿Pero cumplir las leyes está bien, no, Aure? –dirá el vecino ajeno a estas polémicas–, y yo tendré que responderle que sí, que las leyes estarán para cumplirlas, pero todas, no solo las que interesan a Pachi I “El Legalista”, que es capaz de cogérsela con papel de fumar para no pagar el alojamiento a una docena de voluntarios pero en cambio se pasa por el arco del triunfo, por ejemplo, la Ley de Pago de las Administraciones Públicas de 2010, que exige que dichas instituciones públicas, entre las que se encuentran el ayuntamiento de Villena, paguen a sus proveedores a 30 días a partir del 1 de enero de 2013, fijando un periodo de adaptación a la norma en el que se exigen pagos a 50 días en 2011 y a 45 en 2012. Casualmente, el ayuntamiento de Villena lleva sus pagos a proveedores retrasados en más de 400 días, pero no hemos escuchado ni al alcalde ni al concejal de Hacienda, David Molina –otro legalista–, decir ni pío sobre sus incumplimientos al respecto. Imagino que estarán empadronados en Sax y esta ley no va con ellos. Vaya usted a saber.

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