El Volapié

Pajas

Como en la columna de hoy les voy a escribir sobre pajas y ojos, bueno será que comience con la viga en el ojo propio a modo de aclaración con respecto al mi último artículo, el anterior a este. Por causas de la prosa ambigua y debido a los excesos de las generalizaciones, debo aclarar a modo de disculpa que quien ha presidido las últimas corridas de toros en Villena está fuera de toda duda sobre su notable cualificación para el desarrollo de estos menesteres y no iban por ahí mis tiros tipográficos. Esto no son sólo palabras, sino que se sustenta sobre unas actuaciones intachables.
Ahora ya puedo meterme en la faena y preguntar a los queridos lectores, ¿por qué ningún político de la oposición se muestra favorable a los toros? ¿De verdad se creen ustedes que Villena sólo son aficionados a los toros los simpatizantes de un sector político? Algunos de ustedes ya estarán pasando la página decepcionados porque con la que está cayendo en Villena, quizá esperasen que fuera otro el contenido del título sensacionalista.

A los que se queden continuaré preguntándoles, ¿qué opinión tendrían sobre lo que se está haciendo con las obras de la plaza de toros si los responsables fueran los que hoy ocupan la oposición? ¿Opinarían igual? ¿Qué reacción hubiesen tenido si la importación forzosa de basura procediera de un gobierno regional formado por quienes ahora ocupan la oposición?

Supongamos ahora que Celia Lledó se encontrase ocupando la oposición porque el pueblo de Villena otorgó más de la mitad de los sufragios a la lista cerrada de otra formación política. Que en dicha formación política se produjese un cisma y que la mitad de sus concejales se establecieran por libre. ¿Qué les parecería que estos concejales no adscritos tuvieran en su mano mandar a hacer puñetas la soberanía del pueblo? Sí, ya sé que es legal, pero no hay derecho.

¿Por qué tenga el balón quien lo tenga, aguanta y no hace ni el mínimo amago por adecuar la normativa electoral a la lógica? Porque si la lista electoral es cerrada y en su confección sólo interviene la maquinaria del partido político de turno, lo lógico sería que cuando algún componente considera que el partido no merece su apoyo, debería dejar lugar al siguiente en la lista cerrada y marcharse o plantar cara con deportividad democrática en unas elecciones primarias. Por otro lado, como actualmente el acta es propiedad del político elegido, lo lógico sería que los electores pudiesen optar entre unos u otros del mismo partido en el momento de los comicios. Sin embargo, nuestro ordenamiento en materia electoral prohíbe las listas nominativas mientras que otorga el acta al nominado. ¿A ustedes esto les parece normal?

Por favor, pónganse los unos –gobierno y oposición– en el lugar de los otros. Y todos en nuestro lugar, en la posición de los administrados, de los contribuyentes que de nada tenemos culpa salvo de tragar con todo lo que nos echan y de terminar siempre pagando los platos rotos.

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