Palabras para Celia y desacuerdos con Vicenta
Necesitaría dos columnas, una para cada una de ellas, para comentar sus últimos artículos en prensa, pues no es de recibo, en mi opinión, ni las características ni los argumentos que emplean, que más bien parecen manifestaciones a la defensiva de líderes políticas incómodamente acorraladas. Celia Lledó se despacha culpabilizando de sus pesadillas a sus rebeldes traicioneros, hoy los No Adscritos; Vicenta Tortosa intenta justificar lo indefendible, pues parece excusar, con sus razonamientos, la claudicación más espantosa de la izquierda española desde sus orígenes.
Nuestra primera edil inicia y finaliza su artículo de forma infantil y vanidosa: soy Celia LLedó, la Alcaldesa de Villena, me llamo Celia Lledó y soy la Alcadesa de Villena. No hacen falta tantas presentaciones en una ciudad que ya nos conocemos todos y sabemos, además, que las morcillas de cebolla las haces maravillosamente, que tocas el piano muy bien y que podrías hacer de jinete en cualquier hipódromo; información facilitada con reiteración por tu mentor Vicente Rodes con la boca salivada. Mas estas cualidades no evitan que gentes de tus filas políticas te abandonen, como un goteo, indefectiblemente.
Porque sí fastidia que personas de tu grupo se convoquen aparte y te hagan la puñeta; incomoda que la Ley Electoral permita estos desencuentros; increpa que cierta prensa amarilla airee, invente o exagere cuestiones privadas; desagrada que los líderes valencianos, como Fabra, Camps o Ripoll, estén bajo sospecha judicial, no política, aunque tengan el derecho de la presunción de inocencia; joroba que una persona tan cercana a la ciudadanía como tú (en los carteles propagandísticos) esté en el ojo del huracán día sí y día también, pero esto son los gajes del oficio, las molestias de la adicción política que reconoces.
A pesar de todo lo expuesto te felicito por tus agallas, mas la valentía es siempre insuficiente si no va acompañada de la autocrítica que, a mi modo de ver, te ha faltado desde el principio de la legislatura. Porque no es llegar y vencer con autoridad el final de un camino. Las euforias en el clamor de los triunfos vendan a veces los ojos, y cualquiera piensa entonces que si se llegó con tanta solvencia al poder todo vale y todo es jauja. Culpabilizar de los problemas a los NA, a la oposición relegada en el olvido y hoy dividida, a la crisis financiera o a los dudosos apoyos de la Generalitat resulta un análisis ridículo y pobre.
Tienes proyectos en marcha, unos los veremos más pronto, otros llegarán tarde y otros podrían resultar ruinosos. Dinero del Estado, de la Diputación y del Gobierno Valenciano y encima reconoces que el Ayuntamiento tiene un superávit de casi tres millones de euros. Pues si lo has tenido todo a favor no te quejes de los enanos (sin despecho alguno) que te crecen. Analiza pues si algo no hiciste bien y si es que tiene aún remedio. Y desde luego que la soberbia, la exagerada autoestima, la prepotencia y la frialdad con el supuesto enemigo no son nunca buenas compañías.
La excaldaldesa Vicenta Tortosa nos quiere convencer, a estas alturas, de que la Reforma Laboral nos beneficia a todos. Ella sabe perfectamente que la Reforma beneficia a las grandes empresas, que los jóvenes no llegarán a ser mileuristas y que los grandes perjudicados serán los mayores de 50 años, despedidos con indemnizaciones de 20 días por año, pues los empresarios se acogerán a esta medida por cuestiones razonables de insolvencia, descartando el pago de 33 días. No beneficia a todos, estimada Vicenta, y más cuando el dinero negro sigue circulando y evadiéndose con el penoso permiso de la Agencia Tributaria.
Para finalizar te haré una pregunta: si la Reforma Laboral la hubiese aprobado el PP, ¿habrías escrito el mismo artículo?