Para terminar…
Un día para terminar el año. Una edición de El Periódico de Villena para terminar el año. Unas líneas para terminar el año. Un resumen del año. Una idea. Unos acontecimientos. Una situación. Pero resulta imposible encontrar la imparcialidad y la serenidad para hacerlo. Por las últimas alegrías y decepciones que has vivido, por la palpitación de la última preocupación, y de aquellas preocupaciones que nunca te abandonan.
Aunque puestos a escribir un breve resumen del languideciente dos mil once no seré yo el que se amilane, a sabiendas de todo aquello imprescindible que dejo a un lado: Haití, Lorca, el Hambre, las Injusticias, la desilusión-apatía-desconfianza de tantas personas ante el presente y futuro.
Pero yo tendré que hablarles del 15-M. Que no es una marca. Que es una fecha. Una fecha de comienzo. Que no es un movimiento. Que es un flujo, una corriente, un río, que siempre ha existido y que abre una ventana a cientos de movimientos sociales que estaban y estarán trabajando por el progreso de nuestra sociedad y nuestra democracia. Una fecha que ha conseguido hacer sonar esa inaccesible campana que da la alerta a un país, un continente, un planeta. Una identidad que no se puede combatir. Porque se compone de miles de asociaciones, de grupos sociales, que no pertenecen a esa identidad, que estaban antes y seguirán después, pero que al tiempo forman parte de ese concepto que defiende la integridad de cada persona.
Pero yo tendré que hablarles de la Cultura. De las impresiones que he recibido al respecto a lo largo de este agonizante año. De esas inquietudes que poco han ayudado a calmar las comparecencias del señor Wert, nuevo ministro de Cultura, y su secretario el señor Lasalle. De esos temblores arpegiados con indignante exasperación contenida con que voy recibiendo el noticiario cultural (y contracultural) de nuestro pequeño mundo. Un gran momento, el de la Cultura. Como grandes momentos son los que provocan una aguda inflexión en alguna línea. Un gran momento porque obliga a que todos los elementos involucrados en el asunto a enseñar sus cartas. Es donde surgen las preguntas que necesitan respuesta: ¿Qué es la cultura? ¿Quién produce Cultura? ¿Quién gestiona la cultura? ¿Cómo valoras la Cultura, qué importancia tiene dentro de tu vida, de tus planes?
Y podríamos cambiar el concepto de Cultura por el de Sanidad Pública, o el de Servicios Sociales... Inténtenlo. Pero no les vengo a hablar de eso. Porque mi preocupación, mi disgusto, tiene como mecha el drástico recorte que previsiblemente va a sufrir el presupuesto de Cultura en nuestra ciudad. Y esto será más cercano y palpable. Menos importante que tantas cosas, pero evidente e influyente en el carácter de nuestra ciudad.
Lo que cabe preguntarse ahora, o volver a preguntarse ahora es: ¿Qué es la cultura? ¿Quién produce Cultura? ¿Quién gestiona la cultura? ¿Cómo valoras la Cultura, qué importancia tiene dentro de tu vida, de tus planes? Y actuar en consecuencia. Será poco, siempre será poco, pero siempre será algo, algo poco: como ese punto de apoyo que buscaba Arquímedes.