Pasión de Catalanes
El lío éste del estatuto y reforma encubierta de la Constitución tendrá terribles consecuencias que serán afortunadamente incruentas porque nuestras Fuerzas Armadas son de azúcar, porque los españoles vivimos como curas y en pleno siglo XXI carecemos del mínimo espíritu jacobino. El instigador del follón parece ser el preclaro hijo de cataluña Carod Rovira y el organizador el hijo de buena madre ZP, quien nos ha situado ante una situación en la que sólo caben dos salidas. La primera si se aprueba el estatuto. Carod se convertirá en héroe catalanista y se materializará sin consecuencias la ruptura de la constitucional unidad nacional. Los votantes socialistas continuarán votando a ZP tal y como continuaron votando a González en plena marejada de mangoneo. La segunda si no se aprueba el estatuto. Carod lo venderá como una nueva afrenta de España contra Cataluña, se convertirá en héroe igualmente y continuará pugnando por la independencia. Los votantes socialistas continuarán votando a ZP igualmente. Entiendo, por tanto, que a los catalanistas les saldrá bien la jugada suceda lo que suceda y que a ZP no le supondrá coste alguno este lance, sin embargo han enrarecido el ambiente y su sed no tiene calma.
Desde hace tiempo el F.C. Barcelona también hace apología de separatismo y barbaridades sobre anexión de otras provincias a su soñada nación. ¡Freedom for Catalonia! Uno podría pensar que el presidente Laporta es tonto, porque pensarlo parece razonable y además no daría motivos para una querella, por lo tanto, puede que yo lo piense pero lo que en ningún caso haré será ni decirlo ni mucho menos escribirlo. ¿No eran los gobiernos fascistas los que usaban el fútbol en beneficio de sus intereses? ¿No eran estos regímenes los que se anexionaban más espacio vital? ¿Qué ocurrirá a partir de ahora cada vez que al Barça le suelten un cañazo en el terreno de juego? Además de "picar" a los hinchas también les habrán metido el cazo a los separatistas.
Y al quite nos salen despechados desde el gobierno valenciano para quejarse de las ofensas recibidas en can Barça, donde en unas lucidas pancartas se incluía a las provincias de Castellón, Alicante y Valencia como una parte más de lo que el separatista Laporta define como Países Catalanes. ¿Se le ha ocurrido pensar a alguien del gobierno valenciano qué es lo que sentimos algunos en Villena cuando nos dicen que somos valencianos y que formamos parte de su identidad histórica y de su hecho diferencial? Si a mí me la repanpinfla el separatismo valenciano imagínense el catalán. Que con los separatistas no hay quien pueda pues en separatismo siempre hay alguien que gana, como ocurre con los que se dedican a vender barato. Siempre hay otro peor. Dar alas a los separatistas es como pretender apagar el fuego con gasoil, son insaciables y el remedio siempre es peor que la enfermedad. ¿Tan grave era, pregunto a los padres de la Patria, que España hubiese continuado organizada en provincias? ¿Hubiéramos sido menos democráticos? ¿No nos hubiesen admitido en la OTAN? ¿Hubiera resucitado Franco? Lo cierto es que ahora en España nos enfrentamos a la situación surrealista y estrambótica de la pretensión de una integradora Unión Europea por arriba, y por abajo una plana interna de discordia y separatismo territorial al uso rancio de algunos fenómenos decimonónicos. Es una lástima que el F.C. Barcelona, un club universal y sin fronteras, se meta a politiquear en un ámbito restringido y que muy pocas simpatías le va a granjear en otros estamentos superiores.
Señor Laporta, si le apetece, váyase usted a freír espárragos por colleras con su amigo ZP.