El futuro de las pensiones en España
Las pagas serán inferiores a las actuales, pero se seguirán cobrando. Por ello, recomiendan reformar el sistema y advierten de la importancia del ahorro
Cada vez vivimos más. Especialmente en España. Nuestro país cuenta con una esperanza de vida de 83,33 años, solo superada por Japón con 84,10 años. Según el Instituto de Medición y Evolución de la Salud de la Universidad de Washington (EE.UU.), dentro de 21 años la esperanza de vida española podría superar los 85 años, convirtiéndonos así en el país con mayor esperanza de vida del planeta.
Todo ello, sumado a otros factores determinantes como la baja tasa de natalidad y la inestabilidad de la economía en general y del mercado laboral en particular a causa de la pandemia, arroja unas perspectivas de futuro no muy halagüeñas. Si antes de la Covid-19 las pensiones y su cobro era un tema que preocupaba, pensar ahora en cómo serán las jubilaciones se traslada a un futuro incierto. Pese a todo, hay motivos para la esperanza. Diversas reformas sobre un sistema colapsado y planificar el futuro ayudarían a llegar a esta etapa de nuestra vida con tranquilidad.
“El sistema en el momento presente no es sostenible, de hecho son ya varios años en los que se constata déficit, que es soportado por las transferencias del Estado”, sostiene Inmaculada Domínguez, profesora de la Universidad de Extremadura. En España, el sistema público de pensiones es de reparto. “Esto supone que las pensiones de cada año se financian con las cotizaciones del mismo”, explica Domínguez. Y, en este contexto, aunque relativos, los efectos de la Covid-19 no se han hecho esperar.
El déficit ya existía antes de la pandemia
El coronavirus ha supuesto una pérdida de empleo, aunque en los casos de los ERTE sea de forma puntual, y, como consecuencia, una caída en las cotizaciones, “por lo que afecta a la parte de los ingresos del sistema de pensiones, que lógicamente serán menores”, añade. Sin embargo, los jubilados, por el momento, no lo han notado en sus bolsillos. “La cuantía de las pensiones actuales no se ha tocado, aunque sí es cierto que el sistema incrementa el déficit, que ya existía antes de la pandemia”, afirma la economista.
En la actualidad, la crisis sanitaria ha hecho que aumenten los fallecimientos y disminuya la esperanza de vida pero también que se reduzcan los movimientos migratorios con el exterior. Así, se ha roto la tendencia de los últimos años, aunque la tasa de natalidad –de 1,3 hijos por mujer– se mantiene según el Instituto Nacional de Estadística (INE). “En 2021 se espera una mortalidad como en años anteriores, por lo cual en el aspecto de los gastos el impacto de la Covid-19 sería nulo”, comenta Domínguez.
Aplicar las reformas pendientes
Para los expertos, siendo uno de los países más envejecidos del mundo, la clave está en poner en marcha una serie de reformas necesarias para la sostenibilidad de un sistema en el que las pagas son elevadas. Según datos de la Seguridad Social, la pensión media es de 1.015 euros y los beneficiarios se cuentan en más de nueve millones de personas. Desde hace años, organismos internacionales, como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), aconsejan a las autoridades españolas que sigan alargando la edad de jubilación.
“Las pensiones futuras serán inferiores a las actuales, pero desde luego no se dejarán de percibir”, afirma Domínguez, que también forma parte del Grupo de Investigación de Pensiones y Protección Social. Para entonces, dentro de 20 años, los expertos recuerdan que la reforma de 2011 estará implantada en España. Una reforma que incrementó la edad legal de jubilación de los 65 a los 67 años y los años cotizados necesarios para obtener el 100% de la pensión, entre otras medidas. “Cuanto antes se apliquen las reformas pendientes menores serán los problemas y con más garantía podrán mantenerse las pensiones”, insiste la economista.
Trabajadores más activos en un nuevo sistema
Para los expertos, deberían aplicarse medidas como el impopular Índice de Revalorización de las Pensiones (IRP, que es el coeficiente que determina cuánto crecen las pensiones en función de los ingresos en la Seguridad Social) y el Factor Sostenibilidad (el cálculo de la pensión vinculado a la esperanza de vida y a los fondos que tiene disponibles el estado), que liga la cuantía inicial de la pensión con la evolución de la esperanza de vida. De cara al futuro, la idea sería “adoptar un sistema de cuentas nocionales con una tasa de rentabilidad sostenible, lo que implicará pensiones menos generosas que las del sistema actual”, defiende José Ignacio Conde-Ruiz, subdirector de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA).
El sistema nacional, de origen anglosajón, permite a los trabajadores saber desde el primer día cuánto van a ingresar en su jubilación. De esta forma irían depositando los ahorros en una cuenta propia, cuya cantidad pueden aumentar o disminuir cuando quieran. Y es que para Conde-Ruiz, “para garantizar la sostenibilidad financiera de los sistemas de pensiones, será necesario que los trabajadores estén activos en el mercado laboral en edades avanzadas”. El déficit seguirá aumentando, pero, mientras se esperan las reformas, sería aconsejable cambiar la mentalidad y planificar el futuro bienestar.
El efecto de los “baby boomers”
A todos los factores demográficos mencionados, cabe añadir el de una generación a las puertas de la jubilación. Conscientes de la debilidad del sistema, muchos baby boomers –los nacidos entre los años 1955 y 1975– se verán obligados a complementar su pensión con el ahorro personal o con un plan de pensiones. Según un informe reciente de la consultora Willis Towers Watson, el número de pensiones se habrá prácticamente duplicado cuando todos los baby boomers españoles se hayan retirado. Unas previsiones que obligan a tomar conciencia de la importancia del ahorro.
Las encuestas son otra señal de advertencia. El 98% de los españoles se muestra “muy preocupado” por la sostenibilidad del sistema público de pensiones, pero apenas hace nada para remediarlo. Así concluye un estudio realizado por Inverco y Front Query, que también revela que, aunque tres de cada cuatro españoles ahorra para complementar la jubilación, un tercio lo hace de manera esporádica y solo dos de cada diez de manera periódica. Cifras insuficientes cuando el retiro soñado tras una vida de trabajo también debe pasar por el ahorro individual.