Pepe Menor, un verso suelto
Se atrevió a gestionar, a impulsar y a remover las aguas culturales de la ciudad…
Pepe Menor siempre fue un verso suelto. Independiente. Alejado de los focos. Y sobre todo un artista, una de esas cabezas que no paran de cavilar. Lo llevaba en los genes. Ser hijo de Pepe Menor Domene no era cualquier cosa. Fundador de Casa Normu, de su afición por la fotografía, el diseño y las artes plásticas dan fe sus trabajos publicados en la revista ‘Villena’, a cuya creación contribuyó en 1951.
La creatividad de Pepe Menor hijo se trasladó del mundo profesional de la imprenta hacia el teatro. Pasión que fue ganando terreno a medida que se implantó la democracia. Hasta el punto de que Pepe también se atrevió a gestionar, a impulsar y a remover las aguas culturales de la ciudad cuando, en los primeros años ochenta, promovió un festival al que llamó Toque. De eso se trataba. De agitar. De dar un toque de atención. Por aquellos años la Corporación de izquierdas fomentó un interesante Festival de Teatro denominado Traca, que de haber continuado estaría cerca de ser cuarentón.
Fueron los mejores tiempos para el Pepe Menor teatrero. Con el grupo Perigallo pudo experimentar como quería. Desde su cuartel general ubicado en la calle Mayor esquina con la plaza Mayor, en lo que desde hace años es un solar, trajo nuevos aires a la cultura local.
De andar parsimonioso y diálogo punzante, encontrarte con Pepe Menor era ponerte en alerta puesto que sus chascarrillos (casi) nunca eran inocentes. Nunca olvidaré la dedicatoria que me escribió hace treinta años: “Contemporiza, Antonio, contemporiza…”. La clavó. Creo que no he hecho otra cosa. Consciente de que más que la meta, lo relevante era el camino. Lo que podría ser visto como una pérdida de tiempo. O como un hallazgo. Como propósito o despropósito. Todo es según el color del cristal con que se mire.
¡Qué bonito!
Muchas gracias Antonio!