Vida de perros

Peripecias

Queridas personas, me gustaría antes de entrar en materia comentaros brevemente una pequeña peripecia que tuve que resolver días atrás. Uno de estos sucesos que nadie deberíamos sufrir y que sin embargo nos asaltan día a día. Dígase falta de deferencia, actitud prepotente o simplemente indiferencia a usuarios, sólo alcanzo la conclusión de que este mundo no es mejor en unos casos porque no lo hacemos, en otros porque no nos dejan-. Valga con todo la anécdota como descarga de mal humor y su resolución como alternativa a quien no la conozca.
Andaba yo mareado con cierto recibo, mareado por el despiste de dejarlo encima de la mesa de despacho, de allí al aparador de casa, de allí al bolsillo de una chaqueta, de allí a un portafolios y vuelta a empezar, cuando al fin me presenté en cierto banco para liquidar la suma requerida. Allí, en caja, fui interpelado por el cajero, quien me rogó volver los días indicados para ello: martes y jueves de la segunda y tercera de cada mes de ocho y media a diez (creo). Dando las gracias por nada abandoné dicha sucursal para acudir a otra donde sólo podía satisfacer la suma en caso de presentarme los lunes de ocho y media a diez y media (creo), y digo creo porque al fin encontré una solución alternativa a estos servicios ofrecidos por quienes –en su publicidad– juran y perjuran romperse el culo por sus clientes. La respuesta a este asunto fue una visita a Correos, donde además del agradable y cómodo servicio que prestan con su horario de tarde, también permite realizar este tipo de operaciones. Tanto mi sincero agradecimiento a su labor como mi disgusto por quienes obligan a pagar nuestros recibos los miércoles impares que no coincidan con números primos de la segunda semana de cada mes durante los diez primeros minutos de las horas pares –¡ojalá los demás pudiéramos aplicaros las mismas normas, “estimados” banqueros!–.

Por otro lado no quería dejar sin comentar lo hermosa que es la Televisión de Villena. Tan bonita…, con esos jingles de entrada, con esas cabeceras digitalizadas, con esos contenidos tan exclusivos, con esa web que deja de color blanco níveo la pantalla del monitor, con esos días en que no se ve nada (¿he dicho nada?, quise decir una niebla encantadora)… Bueno, diremos, todavía es joven, hay que darle tiempo para crecer, blablablá, blablablá (todo hay que decirlo, con el empuje de la televisión local, Antena 3 la veo de pena)… ¿Será que me ha pillado sensible? Porque aunque no es mi estilo desprestigiar el trabajo de nadie, tampoco suelo dar demasiada cancha. Desde luego no suelo ir por la vida llamando tal o cual, o patinadora a nadie, aunque sí lo haga el amigo Paco Gracián que, quizás no contento con su descarga contra la compañera Isabel M. Forte, no duda en dar continuidad al litigio con su siempre admirable ironía. Cómo me gustaría que en lugar de cebarse con ZP, con “Juancas” o con su compañera, entrara al trapo con nuestra ciudad, con Villena.

Que ya maldecimos muchos contigo, Paco, a los asesinos y pedimos justicia, pero lo que nos jode el día es el grano que nos sale en el culo. Me gustaría leer de tu puño y letra la postura que defiendes en cuanto a los problemas que nos incumben a los villeneros y villeneras. Que aplicara usted ese verbo lleno de ritmo y sonoridad, de cinismo y contundencia, a estos otros asuntos. Y se dejara de recurrir a diatribas que por su parte ya nos dejó aclaradas. ¡Agarre usted ese guante, Paco!

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