Pero, ¿tan tontos?
Sí, ya sé, queridas personas, que ya salió el pasado martes a la palestra Fulgencio Cerdán en representación del PSOE local para comentar el discurso que el venerable Alberto Fabra regaló con premeditación y alevosía a un pequeño grupo de personas en nuestra ciudad. Y es que el President vino a visitarnos sin previo anuncio oficial el pasado viernes con el fin de ofrecer un minimitin previo a las próximas Elecciones Europeas. Y ya es raro que una figura política metida en tales asuntos no haga sonar las trompetas y los platillos para anunciar su llegada a cualquier población, que prefiera reunirse a hurtadillas en un pequeño espacio con un reducido auditorio.
Hay quien dice que lo hizo por vergüenza, conociendo los datos y las frases que venía a pronunciar. Debe ser duro que ahora, después de tener controlados los movimientos perro-flauta, resulte que la gente en general espere de ti respuestas cuando te presentas ante ella: cómo está la situación, qué se ha conseguido con las medidas adoptadas, por qué nunca hablas de nuestros problemas, por qué no te muestras afectado por los cientos de casos de abuso y corrupción que continuamente se descubren en círculos más o menos cercanos a ti, por qué no te muestras afectado por la situación que viven demasiadas familias a las que debes representar, cuidar y defender.
No lo sé, don Alberto, pero creo que no, que es imposible seguir con todos esos discursos vacíos, con una dialéctica tramposa y unos cuantos datos llevados al contexto que más interesa. Aunque peor resulta lo que usted hizo aquí: malmeter. Eso es de patio de colegio. Despreciar y desprestigiar gratuitamente al partido gobernante, hablando de temas que no vienen al caso ni de su visita, ni de los próximos comicios, ni de su apoyo a la candidatura del PP a un año de las Municipales. No me lo explico. Tampoco el discurso de la concejala Celia Lledó ayuda a comprender el asunto. Ella, al hilo del estilo de su jefe autonómico, prosiguió malmetiendo.
Entiendan que en ambos casos no me detenga en las palabras pronunciadas, porque presumo que las circunstancias que rodean al dichoso evento son suficientemente comprometidas como para tomar una postura crítica. Porque si algo viene así, de esa manera, y uno no se da ni cuenta
: si no es amor, es que nos están intentando embaucar. Y aunque intento sacar conclusiones considerando todos los datos, no consigo llegar a alguna. Lo único que se me ocurre es que la visita tuviera por finalidad recaudar fondos para la próxima campaña electoral municipal. Suena un poco raro y bastante descabellado, lo sé, pero en mi defensa les diré: cómo de raro y descabellado fue el asunto para que uno llegue a tales conclusiones.