Estación de Cercanías

Pespuntes de futuro

Un año más, y a la espera de que el día 25 de noviembre desaparezca de ese calendario de días escogidos para denunciar causas de desigualdad o injusticia, lo que significará que esta demencia masculina he sido erradicada y que ninguna mujer vivirá sometida a la oscuridad del miedo y las cifras de fallecidas estarán a 0, tendremos que seguir luchando desde todos los flancos posibles para plantar cara a estos machitos de poca monta que esconden tras sus golpes serios problemas de autoestima e inferioridad.
Pero hasta que ese día llegue y ninguno o ninguna de nosotros lo recordemos es obligación de todos no callar, ni ignorar ni pasar por alto que de momento existen, y que cada año matan. Pero hoy quiero mostrar y trasmitir un mensaje de esperanza y optimismo para las mujeres, para aquellas a las cuales les han hecho creerse menos que él y por tanto inútiles e inferiores, y para aquellas que totalmente convencidas de ello, y desamparadas desde su procedencia, son o han sido desviadas por angostos callejones que tan solo tienen una salida que las lleva a la puerta de la prisión.

Cuando en días pasado vi fugazmente cómo un grupo de reclusas de la prisión de Villena habían ido a Madrid a conocer el cuadro de Velázquez “Las Meninas” para así poner relleno a la original figura que ilustra “Malas meninas”, una de las líneas de trabajo que han levantado desde su taller en la cárcel, y las escuché esperanzadas e ilusionadas por el viaje y por el encuentro, y vi alegría en sus ojos, y nerviosas sonrisas que delataban su entusiasmo interior al saberse alguien con capacidad y posibilidades, vi esperanza.

Y me puse en contacto con Esther Esquembre, coordinadora del proyecto PRM en Villena –a la que agradezco su disposición y amabilidad– para conocer de primera mano la trastienda de esta noticia. Esther me cuenta que este es un proyecto desarrollado por Rosa Escandell, patrocinado por obra social de la CAM y colaborado por la Dirección de Centros Penitenciarios, que pelea por la integración de mujeres en exclusión social, para entre otras pretensiones, facilitarles un medio de vida digno con acceso a microcréditos que sostengan su futuro fuera de la prisión. En la prisión de Villena las mujeres son un pequeño reducto de 80 entre más de mil hombres, confirmando las estadísticas, y muchas de ellas cumplen pena por tráfico de drogas, actividad a la que sucumben amparadas por maridos inadecuados que las engañan o maltratan y por la necesidad de criar a unos hijos venidos de esas relaciones o en otras más cumplidas.

PRM ve la luz después de casi dos años de trabajo de replanteo y planificación, de estructuración, de peticiones, de esperar permisos y subvenciones para crear dentro de la cárcel un escueto taller en el cual aquellas que cuentan con capacidad de trabajo, motivación personal, ánimos de superación y ganas de romper con su destino, pueden formarse en una profesión desde la cual afrontar la vida con independencia, o por lo menos con un oficio que colabore en ello. De este modo y tras pasar una necesaria prueba de selección, ante la escasez de espacio y medios, pueden formar parte de esta innovadora experiencia que se está llevando a cabo en Villena, como experiencia piloto, y ánimo de expansión por otras prisiones y con otras mujeres en iguales circunstancias. Y espero que pueda ser así y que esta magnífica iniciativa pueda llegar a muchas de ellas como demostración de que otra vida es posible.

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