No podíamos creerlo cuando llegaron las primeras noticias. Tenía que ser una broma pesada, una inocentada extemporánea
pero lamentablemente era todo verdad: Villena Centro Democrático saltaba por los aires y su presidente, Juan Carlos Pedrosa, suspendía temporalmente de militancia a su otrora compañero Juan Richart, una auténtica bomba informativa que nos retrotrae a los peores momentos de la pasada legislatura, cuando el PP se autoinmolaba en una crisis inédita e inaudita.
Nos asegurarán que esto no afectará al equipo de gobierno, que son problemas internos, pero todos sabemos que no es así, pues a partir de ahora asistiremos a un alud de noticias que hablarán de quitar hierro a la cosa, de amagos de reconciliación, de reuniones en la cumbre e intentos para que alguna de las ovejas descarriadas vuelva al PP trayéndose consigo a quienes anteriormente se llevó
en definitiva, vamos a asistir a la reapertura en canal de unas heridas que todos creíamos cerradas.
Como si de un mal sueño se tratara, Villena vuelve a revivir la pesadilla, una pesadilla en la que Pedrosa y Richart repiten papeles mientras que se alternan sus partenaires en el reparto, pues será ahora el PP el que disfrute del espectáculo desde la barrera mientras que PSOE y Verdes, que tan felices se las prometían, van a sufrir en sus propias carnes lo que significa tener que gobernar con unos socios que demostrado queda entienden el ayuntamiento como un particular patio de colegio en el que dirimen a base de guantazos dialécticos y traicioneras puñaladas unas diferencias que no interesan a nadie ajeno a su partido y que nada bueno pueden aportar a unos ciudadanos más que hartos de ver a su ayuntamiento convertido, mandato tras mandato, en un auténtico charco de ranas indigno de una ciudad como Villena.
