Portadas impactantes
Me da qué pensar la portada del EPdV, donde la imagen del concejal No Adscrito Juan Richart ocupa la primera página. No quisiera entrar en el debate público, sobre todo en los foros que se originan en torno a la noticia, de si su imputación es correcta o está fuera de lugar, de si el caso del que se le acusa está argumentado o si es exagerado, de si es culpable o inocente. Será la Justicia, a la que ya he criticado y puesto en duda, quien determine las responsabilidades denunciadas o la indulgencia del sospechoso. Lo que sí voy a comentar es la oportunidad o inconveniencia para repescar una vieja noticia.
Mi defecto, que no es profesional porque no vivo de la escritura, es procurar un atisbo de cavilación a la hora de enjuiciar las cosas. Resulta que, tenga razón el fiscal o no en su acusación, la noticia de su posible prevaricación salió a la luz justo después de que los NA comunicaran su salida del equipo de gobierno. Con la razón en la mano o sin ella es rescatado de un expediente un documento que compromete al Sr. Richart. Es recuperado para luz y taquígrafos tras la ruptura definitiva de los llamados tránsfugas. Si nos ponemos a pensar llegaremos a la conclusión que, si hubo delito, ya existía y se ocultó para no dañar la imagen incorrupta del PP. Si la supuesta infracción estaba archivada, ¿por qué se hace pública después del divorcio? Está claro que para salvarse el honor unos y deteriorar la imagen de los otros.
Del mismo modo se aireó que la concejala rebelde Virtu Amorós había asfaltado el camino que accede a su casa de campo con fondos de la Diputación. Si esto fue así, ¿por qué lo tenían tan calladico cuando no había fisuras y lo revelan cuando se marchan del PP? Si hay delito que se denuncie, que actúe el fiscal y que decida la Justicia, pero no. Da la casualidad que existe un ANTES y un DESPUÉS; es decir, si eres mi amigo y estás conmigo el desliz te lo tapo; si te vas te denuncio. A esto lo llamo malas artes, porque la fechoría, si existe insisto, es la misma ayer que hoy, pero pasa que como ahora no t`ajunto, te jodes. Son pillines los gobernantes, porque visto lo visto podrían tener pruebas y deslices de los unos y de los otros, que sólo harán públicas si les fallan, silenciándolas si se portan bien.
Explicado esto sólo me queda hacer hincapié en la desagradable portada de Juan Richart, que tanto le desprestigia. La estrategia es la misma antes expuesta, pues no hay que olvidar que hace una semana su nuevo partido, Villena Centro Democrático, lo elige candidato a la alcaldía. ¿Por qué no salió esta portada hace un mes, o dos, o cuatro? Justo cuando encabeza su lista en el combate electoral. La editorial ratifica su comunicado y arguye que un potencial alcalde de Villena puede ser condenado; aún así considero desproporcionado el titular porque si al final no es condenado por la Justicia ya le ha condenado el Periódico.
Defendiendo mi independencia literaria e ideológica creo que las cosas no se hacen así, pero que nadie se confunda: no estoy rompiendo una lanza a favor de Richart, sólo que no comparto la inoportunidad de la portada. Otra cosa es que fuese elegido alcalde, pura hipótesis y remota posibilidad, y el tribunal fallara en su contra. Entonces sí. Pero ni Fabra, ni Camps, ni Ripoll tuvieron titulares tan envenenados y van a repetir. Hay portadas que magnifican un hecho o perjudican un perfil. Antes de la carrera ya tiene alguien grilletes, argollas que no tenía siendo edil de Obras con el mismo y presunto delito, antes ocultado, luego denunciado y ahora recordado. Nos vamos a quedar sin dedos para señalar.