Editorial

Primadomus, ni tanto ni tan calvo

El proyecto Primadomus, desde que comenzara a estar asociado con Villena, ha sido una fuente constante de polémicas y enfrentamientos, ya que la entonces oposición entendió que su rechazo al proyecto (impulsado desde la Generalitat Valenciana) podía tener una innegable rentabilidad electoral.
No obstante dicha oposición, el ahora equipo de gobierno ha tenido que asumir un proyecto que venía impulsado por el tripartito y que contaba –y sigue contando– con todas las bendiciones necesarias por parte de la Conselleria de Territorio, que el 27 de junio de 2006 otorgó la preceptiva Declaración de Interés Comunitario al proyecto por un periodo de vigencia de 30 años, recordando entonces, además de la oposición de vecinos, PP y diversos colectivos, la retahíla de informes favorables al proyecto: informe del ayuntamiento de Villena, de su técnico de medio ambiente, del director del Gabinete de Desarrollo Económico, de los Servicios Territoriales de la Conselleria de Agricultura, Pesca y Alimentación, la Declaración de Impacto Ambiental, el Área de Infraestructuras de la Diputación Provincial de Alicante y la Confederación Hidrográfica del Júcar.

Ahora, y tras una inspección realizada el pasado mes de junio, tras la cual la concejal de Calidad Ambiental, Mari Paz Poveda, señaló “no haber visto nada alarmante”, se ha hecho público un incumplimiento en las obras de ejecución del proyecto y el consiguiente decreto de paralización de las obras. Dicho incumplimiento existe, pero no es grave, o al menos no es más grave que la infinidad de actuaciones irregulares detectadas en nuestra ciudad. Por ello, se hace necesario exigir a la fundación holandesa Stichting AAP y a la empresa constructora el más escrupuloso respeto hacia el proyecto de ejecución, ya que, de no ser así, habrán de emplearse contra ella todas las armas que la legislación vigente otorgue.

Asimismo, conviene felicitar a los responsables de la concejalía de Urbanismo por su labor de vigilancia y control respecto al cumplimiento de lo aprobado. No obstante, también es cierto que ha existido un trato discriminatorio hacia esta actuación que convendría no volver a repetir, o en su defecto aplicar por igual a todas las personas y empresas dedicadas a la promoción o la construcción.

Hasta donde sabemos, el proyecto Primadomus ha cumplido escrupulosamente con todas las tramitaciones administrativas exigidas, superando los exigentes filtros existentes y adaptándose a rajatabla a la legislación. No tendría ningún sentido, bajo nuestro punto de vista, boicotear un proyecto que ha venido para quedarse. Más bien al contrario, habrá que colaborar para, además de controlarlo, sacarle el máximo partido posible en beneficio de nuestra ciudad.

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