Editorial

Programa, programa, programa

Con el anuncio oficial de las personas que componen la lista electoral del PSOE de cara a los próximos comicios municipales y autonómicos parece haber empezado, ahora ya de manera definitiva, la carrera final en pos de llegar antes que nadie a la meta el próximo 27 de mayo.
Como era previsible, y ésta es una de las pocas circunstancias no sorprendentes de la decisión socialista, Vicenta Tortosa encabezará una lista que reivindica el mensaje de la continuidad para concluir aquellos proyectos puestos en marcha o planificados durante esta legislatura. Además, y desde el primer momento, se está lanzando con convicción un mensaje optimista –“nuestro objetivo es alcanzar la mayoría absoluta”– que no parece corresponderse mucho con la realidad: con todo de cara, hace cuatro años, el PSOE no rozó ni de lejos dicha mayoría, sino que fue necesario un pacto entre las fuerzas de izquierdas para alcanzar la Alcaldía derrotando a la lista votada mayoritariamente por los ciudadanos, la del Partido Popular. Ahora la fuerza que acumula el desgaste de la acción de gobierno, y no es poco desgaste, es la socialista.

Por lo demás, el optimismo desprendido por el PSOE no se ha visto reflejado en la ciudadanía, cuya reacción ante la publicación de las listas ha sido, por lo general, de indiferencia, cuando no de cierta decepción. En cualquier caso, la lista cuenta con la unánime aprobación de la ejecutiva y la asamblea socialista, y el desconocimiento que pueda existir sobre algunos candidatos es común a cualquier lista. Tiempo tendrán de darse a conocer durante los próximos meses.

Aún así, no es menos cierto que, a pesar de que muchas voces sostengan lo contrario, las personas que componen una lista no son más que “herramientas” cuya única misión es llevar a cabo las actuaciones determinadas por el partido y sus afiliados, que son quienes toman parte en la elaboración de los programas electorales. Más allá de una personalidad arrolladora, simpática o cercana, o de una notable capacidad de trabajo reconocida por todos, lo que debe importarnos son las ideas que sustentan a cualquier partido que obtenga la responsabilidad de gobernar. Las personas pueden pasar –renunciar a su cargo, dimitir…–, y entonces la lista correrá y otra persona pasará a hacerse cargo de las obligaciones de la primera, pero lo que es inamovible es el compromiso alcanzado con los ciudadanos y fijado negro sobre blanco.

Son pues los programas electorales –las ideas– lo que deberíamos valorar los ciudadanos para aceptar o rechazar cualquier lista, no una cara antipática o desconocida.

(Votos: 0 Promedio: 0)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba