Programación de Otoño 08
Comienza un nuevo curso escolar y comienza una nueva temporada cultural. Han salido a las calles las programaciones del Teatro Chapí y de la Casa de Cultura. Ambas selecciones recogen para Villena un variado conjunto de espectáculos para la escena. Y como es de suponer, dada la diferencia entre cada uno de los espacios, en su conjunto se abarca una ancha franja de formatos y estilos. ¿O no? De ser así el planteamiento nadie se preguntaría por la necesidad de mantener dos programaciones municipales en una ciudad de treinta y algunos mil habitantes. Dos programaciones de teatro, danza y música que incluso parecen condenadas a no entenderse (a no complementarse, si lo prefieren, de forma oportuna).
Desde mi punto de vista no creo acertada la idea de deshacerse de la Casa de Cultura, aunque podamos ver indicadores que parecen mostrar tal alternativa. Creo más bien que la Casa de Cultura debe reconducirse, involucrarse con la ciudad y relanzarse sin perder de vista que su actividad avanza junto a las actividades del Teatro Chapí. Dejamos el tema porque de momento sería una torpeza adentrarse más en el asunto. Entre otros motivos porque como ya se comentó, la dirección de la Casa de Cultura parece estar todavía en el aire (o en status quo, o en el limbo, o
). Pero sin duda retomaremos la cuestión en unos meses. En cuanto a destacados de la presente temporada y sin entrar en materia en profundidad, resaltar esta segunda oportunidad que Trasgo Producciones nos ofrece para ver en escena el comentado y aclamado mundialmente texto de la autora Yasmina Reza Arte. Espectáculo que en esta producción ya no cuenta con los grandes actores que la protagonizaron hace años, y apuesta por un nuevo elenco de actores a los que tampoco les falta experiencia escénica. Afortunadamente para el negocio de las series de humor, este país cuenta con algunos grandes actores y actrices de sobrada valía capaces también (y por supuesto) de levantar un personaje en pantalla. Por contra, casi sin venir a cuento, hay que señalar el daño que las caras televisivas están haciendo a las compañías teatrales, pero eso es otro cantar del que nos ocuparemos en otra ocasión. Del Enrique IV de Pirandello tendremos que creer en el buen trabajo de Teatres de la Generalitat algo doloroso para quienes aún echamos de menos al destituido Joaquín Hinojosa. La firma de José Sancho en la dirección supone un menor aval que su participación como actor en el montaje (la duplicidad de labores merma todavía más la confianza en el desarrollo de ambos cometidos), aunque es demasiado aventurado ir más allá en los comentarios sin haber asistido a la representación, así que tendremos que verla.