El Diván de Juan José Torres

Programas de empleo sí, pero en condiciones

Todos los programas de Empleo que se desarrollen en nuestra ciudad son siempre bienvenidos. Existen parados de larga duración que sólo pueden acceder al mercado laboral acogiéndose a estos planes de empleo, realizando el curso concreto, la mayoría de las ocasiones por un periodo de seis meses, y luego toca esperar: bien a la suerte de ser llamados por una empresa, bien a repetir curso de formación en otro ramo de la economía.
Siempre he pensado que en Villena y en nuestro término municipal podrían realizarse tareas que no se hacen, o de hacerse, con escaseces de recursos humanos y económicos. Pongo por casos la limpieza de brozas en nuestros montes (o en la Sierra Salinas); el saneamiento del cauce del río para evitar un día de lluvias torrenciales una crecida; la higiene de ramblas para evitar inundaciones; el arreglo de caminos rurales o carreteras secundarias, generalmente en mal estado; la rehabilitación de viviendas o solares municipales, recordando que el ayuntamiento tiene censadas más de un centenar en el Casco Antiguo…

Por eso, soy partidario de que, habiendo tantas cosas por hacer, sea la propia Administración local quien revierta la situación y no espere el gentil maná de otras Administraciones. Que sea el Ayuntamiento quien elabore proyectos concretos, en tiempo y forma, con valoración presupuestaria, tiempo de ejecución y personal necesario e inste a quien corresponda, bien la Generalitat, bien el Servef, bien Planes con Fondos Europeos, a la puesta en marcha de Programas de Empleo subvencionados, pero habrá que dárselos en bandeja y ahorrarles el trabajo.

Escrito esto, con largo preámbulo, he de reseñar que actualmente se está llevando a cabo en nuestra ciudad un Taller de Empleo para el Vial Ecológico de Villena. Dos grupos de quince personas, uno de jardinería y otro de carpintería, con horarios de 7,00 a 15,30 horas y de lunes a viernes, teniendo el Curso Taller una duración de seis meses. Hasta este punto todo normal y correcto. Las clases teóricas se imparten en una nave del polígono el Rubial y las actividades prácticas en el vial de la ermita de San Bartolomé.

Pues bien, lo que denuncio en estas líneas es que este Taller de Empleo no prevé el transporte a los lugares de trabajo, fiándolo todo a la disponibilidad privada de los privilegiados alumnos. Desplazarse andando hasta el polígono es un paseo, pero trasladarse dos días a la semana a pie, con las heladas del invierno, hasta San Bartolomé tiene delito. Vulneración de derechos y principios, pues los grupos no son homogéneos ni en edades, ni sexos, tampoco en las mismas capacidades de los bolsillos. Algunos se llevan el coche particular, otros su bicicleta, pero también hay quienes no disponen ni de vehículo ni de biciclo, y tampoco es de recibo que se costeen la gasolina propia o participen en una porra para sufragar un coche compartido.

Hace años el señorito andaluz llegaba con un camión a la plaza de los pueblos, donde aguardaban los jornaleros en paro. Aleatoriamente señalaba con el dedo y decía, tú, tú y tú, al camión; y se los llevaba a los latifundios a ganarse el pan. Por lo menos ponía el terrateniente el transporte, que algo es algo. Lo que no me cabe en la cabeza es que un Programa de Empleo, cuyo lugar de trabajo dista a varios kilómetros del casco urbano, no contemple un medio de trasbordo para un personal extraído del paro.

Si se proyecta un Plan, un Programa, que sea con la gracia completa y se considere desde el principio un minibús o algo parecido para el viaje, por lo que espero que el ayuntamiento, responsable de la gestión, tome nota. De no ser así cuando concluya el Taller no volverán al paro, sino a la unidad hospitalaria de neumología.

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