Puñaladas traperas
Algunos vienen al mundo a hacerse ricos, pisoteando si es preciso a aquellos que les estorben en su camino hacia la abundancia
Dicen que no es la puñalada trapera lo que duele, sino cuando te das la vuelta y ves a quién te la ha dado. Y si no que se lo pregunten al alcalde de Madrid, que por un pedido de material sanitario defectuoso -se la metieron doblá al de los madriles- dos jetas se han embuchado un pastizal millonario de agárrate.
Uno se ha embolsado una cantidad cercana al kilo de dólares y el otro, más jeta y cabroncete que el anterior, unos 6 milloncejos de la misma moneda. Una comisión, aseguran. Teniendo la desvergüenza incluso de pedir una medalla por su labor. Nada, con un lamparón de aceite en la chaqueta van apañaos.
Como la palabra "comisión" es también sinónimo de cometer, a estos dos enteraos los investiga la Justicia -quién si no- por la 'comisión' de un delito, fíjate tú el medallón que se van a ganar. Y ya se las veían venir, pues cuando el juez ha intentado meter mano y embargarles las cuentas corrientes, estas tenían menos ceros a la derecha que la de mi sobrino cuando tenía diez años. Vamos, que ni pa' pipas.
Esto de las comisiones ilegales es cada vez más frecuente y, por ende, hay comisionistas para todos los gustos y colores. Los hay hasta de "Sangre Azul", como es el caso del Emérito y la adjudicación del AVE en tierras de Arabia Saudí. ¡Hale, otro porrón de billetes en negro para la saca emérita! Y si algún iluso sueña con ver el culete de este real personaje sobre el banquillo de los acusados, que se dé un buen par de tortazos a derecha e izquierda y despierte de una vez.
Otra de habas: Un jugador de fútbol de 1ª división y el presidente de la Federación Española de Fútbol tenían un chanchullo de tres pares con el rollo de la Supercopa, y por el cual se han agenciado para su saca un mogollón de milloncejos cada uno. En el caso del futbolista, unos 24 millones de nada. En efecto, como si estos dos bandarras estuviesen necesitados de cuartos; y del hambre en el planeta, mejor no hablar.
Se nace con estrella o estrellao, como bien decía mi difunta madre. Unos asoman el morro al mundo con un pan bajo el brazo, y otros -los más- nacen de culo; y así les (nos) va. Esto viene a sugerir que tanto los "con estrella" como "los del pan sobaquero" no tienen -avaros ellos- suficiente con las barbaridades de money que ya poseen.
Por tanto, han de aprovecharse al margen de la ley de los dineros destinados a combatir la pandemia, de un evento deportivo o de cualquier cosa que, como el Tío Gilito, huela a buenos bareles, que dicen los gitanos. Y vete tú a saber lo que habrá escondido por ahí y falta por conocerse.
Los pobres, esos que se dijo heredarán la tierra, están necesitados de ayuda y los pudientes se la "dan". Pero pocos lo hacen a cambio de nada, qué va, los más a cambio de la sumisión de los que en el bolsillo solamente llevan, por llevar algo, agujeros. Y se viene al mundo -creen ciertos ceporros- a hacerse rico, pisoteando si es preciso a aquellos que estorben en su camino hacia la abundancia y el pútrido vil metal.
Ha habido excepciones en la Historia. Sí, gente que se ha preocupado por mejorar de forma altruista -sin cobrar ni un real- la vida de los que están en la más mísera de las miserias. ¿Y cómo acabaron la gran mayoría? Asesinados vilmente de diferentes formas: crucificados, víctimas de un coche bomba, tiroteados en plena calle y un sinfín de etcéteras. Y es que estar a favor del pobre para algunos especímenes pseudohumanos es poco menos que tener la lepra, la peste y, por ponernos al día, el Covid mismo; en una palabra, molesta.
Y como en todas las familias encontramos una oveja negra y un Hitler, este que lo es se va balando como si tal cosa. Lo dicho, este año la entrega de los Oscar ha sido la hostia. Hasta más poder ver. ¡Au!
Por: Tony Piojo