Opinión

Pureza del habla

El Diario Información publica en su edición de hoy un artículo de nuestro amigo y colaborador Mateo Marco con motivo de la presentación del libro "Villenerías", de Alfredo Rojas, que presentará el propio Mateo Marco. Por su interés, lo reproducimos a continuación:
Entre mayo de 1981 y mayo de 1990, Alfredo Rojas Navarro publicó en la revista mensual "Villena", bajo el título "Villenerías", ochenta y siete diálogos escritos en habla local. En ellos exponía las preocupaciones y sentires de dos jubilados: Ginés y Martín. Dos "agüelos chuchurríos". Ginés, terrateniente, y Martín, antiguo empleado de Ginés, disertan sobre lo divino y lo humano de mes en mes, cuando Martín acude a "ca" Ginés a pagarle un simbólico alquiler por la casa que le arrienda. En este contexto se desarrolla la plática que, lejos de ser sólo chanza, es, la mayoría de las veces, profunda conversación.

Normalmente asociamos el uso del habla local a situaciones de chirigota. Presuponiendo en las personas que la utilizan escasa formación cultural, consideramos que a quienes así hablan sólo les ha de ocupar y preocupar las cosas más mundanas y superficiales. Y lo chusco. Por otro lado, cuando se gastan localismos en la escritura, también se corre comúnmente un riesgo, el de la exageración. Por aquello de querer parecer más típico, se exageran las expresiones; y las palabras se desportillan en extremo, viciándolas y convirtiendo en caricatura lo que sólo debería ser retrato.

En "Villenerías" no es así. Alfredo Rojas, ni reservó el habla villenera en exclusiva para el chascarrillo, ni exageró las expresiones en su uso. Esto último lo apreció José María Soler, que en la introducción al "Diccionario Villenero" (1993) destaca ese rasgo en los escritos de Alfredo en lengua vernácula. "Porque Rojas –escribe Soler– tiene la virtud de no falsear ni exagerar el lenguaje de sus personajes, defecto en que incurren muchos de los cultivadores del género."

Consciente Alfredo de que tras una manera de hablar también se esconde una psicología particular, explotó en sus artículos, a través de sus personajes, esa forma de ser para traernos ese ser villenero entrañable. Un ser, por cierto, al que pese a pertenecer ya más a lo urbano que a lo rural, esta transformación no le ha impedido mantener locuciones y términos –"llevar las ramaleras", por ejemplo– que embalsaman la Villena agraria de nuestros abuelos. Y no estando reñida la falta de cultura académica de los personajes con una penetrante sabiduría, los personajes de Alfredo reflexionan desde la espontaneidad, pero hondamente y haciéndonos cavilar, sobre diversos temas de trascendencia universal: el envejecer, la muerte, la vanidad, la descendencia, la amistad... Además, lo dicotómico de los protagonistas, su condición social que les determina, pero también su propia experiencia vital y su innato saber, procuran una dialéctica que no concluye en verdades absolutas. Porque los conversadores se reconocen humildes opinantes. No en vano, el profesor Ángel L. Prieto de Paula ha visto en los escritos de Alfredo Rojas y en el propio Alfredo Rojas el susurro escéptico de Michel de Montaigne. Su relativismo cultural. Así nos lo sugiere en el hermoso prólogo –"Pórtico emocionado"– que Prieto de Paula ha escrito para la edición que ahora reúne todas las "Villenerías" de Alfredo. Edición rescatada por el desvelo de Vicente Prats Esquembre, amigo de Alfredo, y la generosidad de la familia Rojas Tomás.

Vista la trascendencia de "Villenerías", a pesar de que el uso del habla local nos pueda despistar, mal favor haríamos a Alfredo queriendo explotar la peculiaridad del habla para pregonar localismos de ombligo. Lo propio que nos pueda diferenciar de otros no ha de ser baluarte ni blasón para el distanciamiento. El orgullo por los matices locales, no ha de ser linde. El interés por lo particular está en que esas palabras y giros nos traen unos espacios, costumbres y usos ya perdidos y así, desde esta perspectiva antropológica, son buen valor a conservar y a compartir.

Alfredo Rojas Navarro murió en diciembre de 2004. Aquí, en Información (21.12.2004), escribiendo "Querida provincia", dimos razón y razones del dolor en Villena por la pérdida de Alfredo, Hijo Predilecto. La edición de "Villenerías" –o la reedición porque Alfredo hizo para familia y amigos una modesta edición en 1997– nos recupera la voz de Alfredo. Una voz que con la pureza del habla nos enseña las voces íntimas y gastadas de un pueblo. Una voz que nos enseña.

"Villenerías" de Alfredo Rojas Navarro con prólogo de Ángel L. Prieto de Paula e ilustraciones de Vicente Rodes Amorós, editado por Proisa a beneficio de Apadis, se presenta el viernes 4 de mayo en Villena. A las 22:30 horas en la sede social de los Moros Nuevos.

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