Tal y como ya les adelanté, esta que están leyendo ustedes ahora mismo es la última columna de Abandonad toda esperanza hasta pasadas las Fiestas de Moros y Cristianos de Villena. Y he pensado que, puestos a seguir recomendando cómics para leer este verano, qué menos que dejarles en las mejores manos: las de Quino y su más célebre creación, Mafalda, que en este 2024 cumple los sesenta años de vida (quién lo diría, viendo lo bien que se conserva); y que, por otro lado, no habría desentonado nada en la selección de cómics para pensar de la semana pasada.
Y es que, más de medio siglo después de su primera aparición, esta niña de pelo oscuro creada por su compatriota Joaquín Salvador Lavado, alias Quino, sigue representando la conciencia del humanismo mejor que ningún otro personaje nacido en el seno del noveno arte. Tanto es así que, leyendo estos días el volumen que recoge las 1.908 tiras (ahí es nada) que su creador le dedicó y que vieron la luz entre el 29 de septiembre de 1964 y el 25 de junio de 1973 en su Argentina natal, me topo casi a cada página con una reflexión a propósito de la política, la economía o la sociedad que podría haber sido escrita ayer mismo. Y es que, al igual que sucede con la propia Mafalda, su familia y su grupo de amigos, las cosas -pese a lo que pudiese parecer a simple vista- no han cambiado demasiado desde entonces.
A modo de curiosidad, debe recordarse que el concepto de la obra nació como parte de una campaña publicitaria de una marca de electrodomésticos que no llegaría a ver la luz: una tira protagonizada por un matrimonio y su hija pequeña donde el nombre de buena parte de los personajes debía empezar, como la marca que se pretendía vender, por la letra M. Pero una vez el proyecto se desvinculó de su propósito original, en las primeras tiras de la obra y aunque sus progenitores siguieron jugando un papel fundamental, el protagonismo se centró por fin en la niña. La obra alcanzaría muy pronto una mayor dimensión cuando a estos tres personajes iniciales se sumaron los amigos de Mafalda: Felipe, Manolito, Susanita, Miguelito y la postrera Libertad; así como Guille, el hermano recién nacido de la protagonista.
Es a partir de los diálogos entre todos estos personajes -aunque nos podemos encontrar con algunas tiras mudas, Mafalda es un cómic eminentemente dialogado-, y sin tratar de ocultar la influencia del Peanuts de Charles M. Schulz (ya saben, Snoopy y Carlitos) pero con un tono más crítico y menos naif, que Quino construye su discurso sobre las más variadas problemáticas existenciales, con especial atención a la cuestión de la res publica y a sus aspectos económicos. Así, si Mafalda es partícipe de una postura claramente progresista en lo que respecta a, entre otros asuntos, el papel de la mujer en la sociedad, su amiga Susanita representa un conservadurismo que la acerca más bien a las féminas de generaciones anteriores (como su madre o la de Mafalda). De igual modo, si Libertad trae a las tiras una ideología de corte izquierdista, el español Manolito -descendiente de una familia de emigrantes gallegos- representa una defensa a ultranza del capitalismo.
A la hora de recomendarles que lean las peripecias de Mafalda, me parece absurdo seguir hablándoles de sus personajes y sus características. En primer lugar, porque seguro que muchos de ustedes los conocen ya; y en segundo, porque no vale la pena insistir más después de recordarles que el añorado Umberto Eco era un admirador rendido y confeso de Quino y de su creación. Por otra parte, me limitaré a comentarles que aprovechando la efeméride y la reedición de todas sus tiras se ha publicado también el volumen Universo Mafalda, donde hallarán la respuesta a cualquier interrogante que se les pueda ocurrir a propósito del personaje más popular de la historieta argentina (con permiso del Eternauta de Oesterheld y Solano López) y quizá incluso de todo el cómic latinoamericano. Así, en sus páginas encontrarán una semblanza de su autor, el ya mencionado origen de la obra, las recopilaciones de las tiras en libro, un análisis de todos los personajes y otras muchas curiosidades... incluyendo un completo recorrido por el contexto histórico en el que se alumbró la tira a lo largo del tiempo. Todo ello, acompañado de brillantes citas extraídas de la propia obra (carne de meme) y un nutrido apartado gráfico a todo color... por más que la historieta de la que trata fuese siempre en blanco y negro. Eso sí: si es usted uno de esos que prefiere cambiar de canal cuando empieza el noticiario y dar la espalda a la actualidad refugiándose en ficciones domesticadas y complacientes, Mafalda no es su cómic. Nunca lo ha sido.
Y eso es todo por el momento. Nos vemos a la vuelta, además de con otras lecturas, con la de un cómic de un maestro del medio, para más señas gallego como los padres de Manolito... Y hasta aquí puedo escribir. Pasen un feliz verano.
Mafalda. Todas las tiras y Universo Mafalda están editados por Lumen.