Querido Alcalde, dos puntos
Acabo de recibir sendas cartas, una para el requerimiento del pago de mis impuestos municipales sobre la recogida de residuos sólidos urbanos antes llamada basura por importe de 107,96 euros y la otra para el pago del impuesto de vehículos de tracción mecánica por importe de 99,87 euros, ambas en voluntario y con fecha límite del periodo de pago el 4 de mayo de 2012, vísperas de las Fiestas de Biar. Por otro lado, desde octubre estoy a la espera del cobro de una factura que me debe el Ayuntamiento cuyo importe asciende a 404,56 euros y que según estimación, el tiempo previsto de demora será de unos cinco meses más.
De modo que el motivo principal de esta carta abierta pura retórica es solicitarle la compensación de mis impuestos inminentes con el dinero que me debe el Ayuntamiento que usted tiene el honor de presidir, dándole la buena noticia de que de tal manera, tan sólo saldrían de las arcas municipales el saldo por la diferencia de 196,73 euros que todavía estaría a mi favor después de haber pagado mis impuestos puntualmente.
Pura retórica, decía al comienzo del párrafo anterior, porque es de sobra conocido que tendré que pagar en plazo mis tributos como buen vasallo léase ciudadano responsable mientras tendré que resignarme a esperar a que mi señor por Ayuntamiento irresponsable tenga a bien liquidar sus deudas. Mientras el M.I. no paga nos pide paciencia y resignación. Cuando nos demoramos nosotros, este pone en marcha todo su mecanismo para el pago con recargo y en ejecutiva.
Señor Alcalde y señores concejales, por encima de sus flamantes cargos intenten ponerse a este lado del río y puede que vean algo de lógica en lo que estoy exponiendo.
Desde la Casa Real, Presidencia del Gobierno y de las Cámaras, Ministros, Secretarios y Subsecretarios de Estado, Directores y Subdirectores Generales, Diputados, Presidentes de las Comunidades Autónomas y de las correspondientes Cortes Autonómicas, Directores y Subdirectores, Diputados Autonómicos, Presidentes de las Diputaciones Provinciales, Diputados Provinciales, personas de confianza, chóferes y demás componentes de las cuadrillas, hasta los Alcaldes, Concejales y personas de confianza de todos ellos, en este país antes llamado España ninguno de ellos está dejando de percibir sus sueldos, salarios, dietas, complementos y demás prebendas que conllevan sus honorables cargos obtenidos en representación del Pueblo Español para formar los recursos políticos en las instituciones del Estado, Autonómicas, Provinciales y Municipales, cuyas lamentables gestiones las han llevado a la bancarrota en una situación sin precedentes. No hace falta hablar de aeropuertos peatonales o de bares de quince millones de euros. Y encima sin una buena tarde de toros que llevarnos a la boca.
Si fuéramos valientes, deberíamos unirnos y en vez de pagar por las buenas ir a depositar el dinero de los impuestos en el Juzgado, mostrando así nuestra protesta. Pacíficamente pero dándoles en el bolsillo, que es donde les duele. Donde nos duele a todos y porque la unión hace la fuerza.
Sin otro particular, me despido atentamente y deseándole una feliz recaudación de impuestos.