Vida de perros

Redundancia cíclica

Me van a permitir, queridas personas, que en este espacio circulante a nuestras fiestas me permita el atrevimiento de hablarles de política. No de la Gürtel, ni palabra, como Rajoy. Pero tampoco de terrorismo. Ya saben que aquí más bien hablamos de aquí, de la tierra. Y nos gusta, si no de qué íbamos a contar con dos emisoras, una televisión y al menos cuatro medios digitales (este mismo además con soporte mensual en papel) facilitando información sobre cuanto ocurre en nuestro municipio y sobre cuanto se enjuicia al respecto desde el banco de la oposición y desde la tribuna de opinión.
Pero bueno, el caso es que con una suma de población como la que contamos, los temas a tratar no son excesivos, se componen más bien de los asuntos eternos –como las basuras o las vías– y de otros circunstanciales con tendencia a eternizarse –como el pozo San Francisco o el uso de la Plaza–. Por suerte algunos temas eternos como la matanza del Día 7 han ido perdiendo importancia, de modo que el circo que cíclicamente vivíamos cada verano en torno a la polémica sobre la realización de tal evento ha perdido volumen y aunque cada año nos encontramos con el mismo empeño, los gritos, las amenazas judiciales y las bravuconadas han quedado en mera figuración.

En otros aspectos, si nuestro ayuntamiento funcionara como una computadora, nos encontraríamos con un bloqueo junto con un aviso de “Redundancia cíclica” (algo entre una especie de “donde dije digo digo Diego” y una falta de datos o de cambios accidentales en los datos). La solución al respecto, según el manual informático básico, sería ejecutar el corrector de errores, para detectar errores en el disco duro y detectar errores ocasionados por ruido en los canales de transmisión. Y bueno, qué quieren que les diga, a mí personalmente la solución propuesta me parece acertada. No solo porque piense que al disco duro de nuestro ayuntamiento le haga falta una buena revisión después de tantos años en funcionamiento, sino porque estoy absolutamente convencido de que existen errores ocasionados por el ruido en los canales de transmisión. Ruido no solo proveniente del equipo de gobierno –lo que vendría a ser “ruido blanco”– sino de ruido intencionado e interesado que aparece desde los grupos en la oposición. Un ruido alarmista sobre plazos, montantes económicos y actuaciones, que tales grupos ya vivieron en sus carnes y ahora subrayan en el pecho del “enemigo”.

Mientras tanto, sin poner orden todavía en ese disco duro, corazón, nuestro ayuntamiento, sigue avanzando con una transparencia que no supera las dos líneas (la última fue Mari Carmen García con su “habrá municipalización” reduciendo a dos las veinte palabras lanzadas en mayo al respecto de la licencia de basura y limpieza). Mientras tanto esperaremos la puesta en marcha de esa ordenanza sobre participación, que al parecer también lo es de transparencia.

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