Ciudad

Regando bajo la lluvia

Que Pastor “ha vuelto”, nadie lo pone en duda, y para demostrarlo ha seguido haciendo lo que sabe hacer muy bien y nadie entiende, por lo que no sé explicarles que ha seguido haciendo, porque no lo entiendo, y si ustedes lo entienden me gustaría me lo explicasen detenidamente porque soy un poco corto de entendederas.
Esta mañana, el concejal de Parques y Jardines ha vuelto a pensar y ha decidido hacer un homenaje a la lluvia o al agua… o a lo que sea; en definitiva, ha tomado una decisión, les explico. Recién aparcado en los aledaños del Paseo de Chapí y huyendo de la lluvia, he contemplado como un jardinero del M.I. Ayuntamiento de Villena estaba regando los árboles de este emblemático lugar, paraguas en mano. Sorprendido me he acercado a él para preguntarle por esta situación poco menos que atípica, y me ha contestado que cumplía órdenes. Lógicamente no le he preguntado de quién, porque solamente hay una persona en el consistorio capaz de, en un día como hoy, mandar a regar a los jardineros: Antonio Pastor.

Después de esta sorpresa, me he dado cuenta de lo bonitos que están los rosales en este mismo lugar, qué altos, parecen rosales enredadera, o mejor dicho “voladores”. Me acuerdo de cuando me decían que se podan en enero, ¿se lo dirían a Pastor también? Y observando estos rosales he recordado lo leído sobre la rueda de prensa ofrecida por este edil ayer, diciendo que iba a plantar tejos en la avenida de la Constitución –en el tramo existente entre la calle San Cristóbal y la Puerta de Almansa–, iguales a los que hay plantados en la calle Nueva. Para no alargar este escrito, rápidamente paso a relatar parte de lo que podido leer de estos árboles autóctonos.

Lo bueno
Las virtudes curativas del Tejo son conocidas desde hace milenios. El emperador Claudio publicó un edicto en el que señalaba al tejo como el mejor antídoto contra las picaduras de ofidios. Sin embargo, la utilidad medicinal del tejo, con el tiempo quedó en desuso. Hasta que en 1971 un instituto americano descubrió en la corteza del Tejo del Pacífico (Taxus brevifolia) el taxol, una sustancia que hoy en día es uno de los más potentes anticancerígenos. Sin embargo, para tratar a una sola persona se necesitan talar dos o tres tejos del Pacífico adultos. Por esta razón, los bosques de Tejo del Pacífico fueron esquilmados. Afortunadamente, los científicos han podido sintetizar la sustancia en laboratorio. Además se ha descubierto en el tejo común (Taxus baccata) una sustancia parecida al taxol, pero para obtenerla no es preciso talar el árbol, pues se encuentra en las hojas y se pueden utilizar las ramas de las podas. No despreciemos al tejo, a lo mejor un día nos salva la vida.

Lo malo
Del mismo modo que cura, el Tejo puede matar. Todas las partes del tejo, excepto la carne roja de las bayas, contienen taxina, un potente alcaloide. Julio César contaba que Catuvalcus, jefe de los eburones, se suicidó con una infusión de Tejo. Los tóxicos del Tejo paralizan el sistema nervioso central. La ingestión de tejo acelera el pulso al principio, que después se va volviendo más lento e irregular. La muerte se produce por parálisis respiratoria. Caballos y asnos son sensibles a este veneno, se sabe de equinos que han caído fulminados a los pocos minutos de haber ingerido hojas de tejo. En cambio, otros animales como conejos y gatos son inmunes a la taxina.

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