Apaga y vámonos

Respuesta a la respuesta a la respuesta

Definitivamente, Ernesto Pardo es tonto. Porque si tonto, en su primera acepción, significa falto o escaso de entendimiento o razón, ni de lo uno ni de la otra anda sobrado el artista, que nada más y nada menos que me acusa ahora de no publicar su escrito en la versión impresa de EPdV de la pasada semana, cuando basta ir a su página 7 para comprobar que sí que está, justo antes que mi respuesta, que está en la página 9, con el mismo “bombo y platillo” de todas las semanas. ¿Quién mezcla churras con merinas?
Pero es que, además, hay que ser rematadamente tonto para incurrir en el mismo error de la semana pasada y seguir haciendo el ridículo ante todos ustedes, díganme si no. Ofendidísimo porque me he atrevido a decirle que no sabe leer o no entiende lo que escribo, saca del archivo otro texto mío para demostrar lo “soez, despótico y malsonante” que soy, y de paso –intenta poner a la gente de su lado–, para dejar claro lo bien que me cae el Partido Popular, que “incordiar, poner zancadillas, frenar proyectos, machacar al oponente y mentir por un tubo lo hace como Dios”.

Son mías esas palabras, lo reconozco. Fueron publicadas en la columna “Adéu, Chema”, el pasado viernes 22 de febrero de 2008. Y un día antes en Epdv.es, en mi sección, como el resto de columnas publicadas por un servidor. Ésa fue mi despedida tras la destitución de José María Marugán, el tristemente célebre Consejero Delegado de AcuaJúcar, la empresa estatal que impuso el cambio de toma del trasvase Júcar-Vinalopó. A Marugán, socialista para más señas, iban dirigidas esas palabras, no al Partido Popular, como puede comprobar quien quiera. Por cierto, no sé qué palabras habrá que dirigirle ahora al PP, porque el agua de Cullera, esa tan mala que nunca iba a llegar mientras Celia fuera alcaldesa, ya está de camino. Y hasta se sacan fotos poniendo las primeras piedras.

En lo demás no vale la pena entrar, aunque por si alguien se ha quedado con la duda, las palabras con las que Ernesto Pardo hizo apología de “una dictadura y un dictador” las pronunció él mismo en el Salón de Plenos del ayuntamiento de Villena el jueves 24 de abril de 2008. Yo tengo el video guardado; ustedes pueden encontrarlo en el archivo de Intercomarcal.com. Es cierto, no utiliza los vocablos “dictador” y “dictadura” para nada, pero si yo les digo que me alegro por la marcha del Emperador Tejano, seguro que muchos comprenden de lo que hablo sin necesidad de pronunciar las palabras “Presidente” ni “Bush”. No dudo que le aplaudieran por su intervención. Por desgracia, en Villena hay mucha gente como don Ernesto.

Para finalizar, sólo me queda subrayar la poca clase del honorable Sr. Pardo, que finta y amaga amenazando con desvelar mi “doble identidad”, echando abajo ese juego del Dr. Jekyll y Mr. Hyde con el que me entretengo desde hace más de 5 años, periodo durante el cual nunca he ocultado nada. Carlos es Carlos y Aureliano es Aureliano, como sabe todo el que se ha tomado la molestia de enterarse. El primero escribe noticias –relata hechos o declaraciones de terceros con el mayor rigor posible– y el segundo opina, hace públicos sus pensamientos personales e intransferibles. No necesito un seudónimo para expresar mi opinión –afortunadamente, y no gracias al señor Pardo, vivimos en un país libre y democrático–, pero quiero hacer visible ante quienes me leen esa diferencia, fundamental, entre informar y opinar. Informar sería asegurar, tras contrastar los hechos, que “Ernesto Pardo miente y manipula”. Para opinar, bastaría con decir que, “definitivamente, Ernesto Pardo es tonto”.

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