Vida de perros

Sacando músculo (2 de 2)

Apareció la pasada semana en este diario digital la columna “Sacando músculo (1 de 2)” correspondiendo al primer comunicado de la Peña Taurina de Villena. En mi columna de Vida de Perros llamaba la atención sobre la independencia ideológica que debía mantener dicha asociación, actitud que en nada concuerda con la expresión utilizada en su comunicado, donde se aludía a las “fuerzas de izquierdas” como responsables de la situación en que se encuentran los eventos taurinos en Villena hoy día. Como si el gusto por las “corridas de toros” tuviera una vinculación ideológica.
Del mismo modo en mi columna me mostré ofendido cuando dijeron que nuestras reivindicaciones sobre el sufrimiento del toro (en la plaza y hasta llegar a la plaza) no eran más que “sandeces”. Obviamente no hace falta extenderse sobre el asunto cuando la práctica en propia carne, al alcance de cualquiera, lo certifica. Finiquitaba la columna defendiendo mi “españolidad” más allá de mis gustos taurinos, como se parecía insinuar. Algo que como en todo lo anterior no pienso ahondar (les remito en cualquier caso, queridas personas, a la primera parte de esta columna).

Pero el asunto no acaba aquí: de hecho cuando escribí que sería la primera de las dos columnas que presentaría al respecto fue porque sabía que en breve tendríamos un nuevo comunicado de la Peña Taurina. Y así fue. Una rueda de prensa tensa y extensa. Y si la voz popular dice que las segundas partes nunca fueron buenas, esta es una de esas ocasiones en que la excepción rompe la regla. Porque la Peña Taurina sí podía ir más lejos…, en todos los sentidos. Y así, rodeados de carteles enmarcados y demás parafernalia taurina, con los medios de comunicación sentados enfrente de ellos como escolares tomando apuntes, el presidente de dicha asociación abrigado por sus compañeros (obsérvese que la falta del femenino corresponde a su ausencia) emprendieron una segunda embestida/comunicado con mayor fuerza y brío, sin temor a ponerse en mayor evidencia (cosa que consiguieron). Destacaré dos grandes momentos con nombres y apellidos: uno se llama amenazas y el segundo se llama chantaje.

A amenazar llamo yo sus alusiones a la demanda todavía en proceso que cierta peña taurina puso a cierto ayuntamiento por no querer celebrar eventos taurinos. Y aquí dicen que tal actividad es patrimonio nacional y protegido e intangible (no para el toro); además de histórico y etcétera. Algo a lo que no se puede discutir, salvo en el Congreso, que en ello estamos. En cualquier caso y aunque así lo sea, digo yo que no corresponde a nuestra población precisamente alzarse como bastión de tal defensa. Es decir, que me puede parecer mejor o peor el hecho de que la tauromaquia ostente todas estas protecciones, porque lo que me ocupa es mi población. Y mi población tiene tanto que decir sobre la defensa de los toros como sobre la defensa del teatro romano.

Por otro lado tenemos la propuesta de la corrida benéfica a favor del Asilo: “si ustedes no admiten tal evento están negando un buen puñado de billetes para el Asilo”. Bueno, ni que decir tiene lo que de pueril tiene la jugada. Aunque más allá de pueril resulta casi ofensiva al resto de actividades que las asociaciones villenenses realizan en beneficio de las distintas asociaciones socio-sanitarias de la ciudad. Así que en lugar de quedarnos con la ofensa, quedémonos con el chantaje ¿emocional? del enunciado. ¿A qué narices están jugando y quiénes se creen que son? Dan lecciones de democracia atacando al partido que gobierna con mayoría en nuestra ciudad, un partido que a cara descubierta se ha mostrado contrario al maltrato animal (postura a la que habría que sumar la de otro partido que se ha quedado en puertas de entrar en el ayuntamiento y que apoya totalmente tal postura con el apoyo de sus votantes). ¿Qué esperan? ¿Una guerra de firmas? ¿Una medalla a la resistencia taurina? Sea lo que sea deberían presentarlo con un mínimo de dignidad, exponiendo su idiosincrasia, y no a las bravas y para colmo con amenazas y chantajes. Insólito, digo, y me quedo corto.

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