San Antón
Decían las malas lenguas que si la hoguera de San Antón no ardía como debía era porque se le había echado leña verde procedente de los árboles arrancados del Paseo Chapí. Fuera ese el motivo o cualquier otro, el caso es que en las dos ocasiones que nos asomamos a la hoguera sólo vimos brasas en lugar de llamas. Y sin relacionar una cosa con la otra, sí que es cierto que nos acercamos al Paseo Chapí y que desde el corredor transitable pudimos echar una ojeada al proyecto casi finalizado. Es cierto que con la leña que echábamos de menos se podrían encender unas cuantas hogueras iguales o más grandes que la que celebraba la festividad del barrio de San Antón.
En cuanto a lo que vimos en el Paseo hay poco que decir. La obra no está terminada. Aún así en cuanto a lo que se vimos tampoco podemos decir que valga para dar alas a la imaginación. Quiero decir que ni siquiera hace falta hacer uso de la imaginación para dibujar la imagen final en la mente. Ha desaparecido el color del suelo y el follaje (con perdón) vertical. Igual que si una apisonadora manejada por los hombres grises que asustaban a Momo hubiera cruzado nuestro principal jardín.
Con las mismas salimos de aquella pista de despegue y continuamos el paseo. Llegamos hasta el futuro Rincón del Vino, antigua Oficina de Información Juvenil, cuya primera imagen nos hizo pensar en que dadas las escasas dimensiones del quiosco, el rincón podría subtitularse del vino de 3/8. Junto a él todavía se encuentra la fuente, aunque desde hace tiempo no tenga ni niños ni patos para adornarla y hacerle compañía. ¿Se fueron para no volver? No lo sabemos. Quizás ya restaurados vuelvan a su lugar, quizás como viene siendo habitual vuelvan junto a una enorme reja que los encarcele para protegerlos del mundo exterior
Después la Plaza del Rollo y el Bulevar, donde recordé la pequeña discusión sucedida días atrás. El problema surgió tras el levantamiento de un vehículo por parte de la grúa municipal. Atendiendo a las razones del afectado y de algunos vecinos y vecinas, resultó que la grúa se había llevado el único coche bien aparcado dentro del delta que hay dibujado en el asfalto frente a la tienda de muebles. Resultaba el único bien aparcado (no lo vi, de ahí las comillas) pero el único accesible para la grúa. Cosas que pasan y que nos pueden pasar a cualquiera. Al disgusto del personal yo apunté que quizás aquel punto negro se mantiene así a la espera de la parada de bus que anunció la Concejalía. Algunos dijeron que podría ser, pero con toda la razón del mundo también denunciaron la ausencia de normativa sobre aquella zona durante todo ese mientras tanto.