Sectarismo, hogueras y totalitarismo
Ser totalitario es anular e ignorar al otro. Solo por ser contrario. Por no compartir lo que pensamos
Son sentencias, sobre el carácter español, dictadas por el pesimismo. Ese pesimismo que en los versos de Machado pesa sobre el españolito venido al mundo.
Un pesimismo que denuncia la falta de conciliación entre naturales, incapaces de hacer nación, de hacer patria, de hacer –salvo contadas excepciones– proyecto común. Así Emilio Castelar en 1876 afirmando que aquí en España todo el mundo prefiere su secta a su patria. Sí: antes que patriotismo, sectarismo.
En 1899, Francisco Giner de los Ríos, en carta dirigida a Miguel de Unamuno se lamentaba de que aquí, todos queremos quemarnos unos a otros. Aquí es otra vez España. La España de la intolerancia, la de la Santa Inquisición, la de la hoguera contra el contrario, la de los vencedores contra los vencidos. Secta contra secta. Hogueras, fuego y humo.
Gerald Brenan en El laberinto español denuncia que en España, todo credo aspira a ser totalitario. Y ser totalitario es anular e ignorar al otro. Solo por ser contrario. Por no compartir lo que pensamos. Tiranía. Totalitarismo.
