Vida de perros

Seguimos esperando la municipalización

Ya hace meses que escuchamos al gobierno de nuestra ciudad su intención de municipalizar el servicio de limpieza y basuras. La decisión llega en un momento clave, ya que una sentencia judicial obliga a nuestro ayuntamiento a suspender el servicio ofrecido por la actual empresa, y a presentar a concurso un nuevo pliego de condiciones. O no. Otra opción es que Villena asuma la gestión de la limpieza y la recogida de basuras. Camino, hasta donde conocemos, que ha decidido tomar nuestro equipo de gobierno. Y si pensamos que tales licitaciones comprometen unos plazos que van de los diez a los veinte años, concluiremos que estamos en un momento clave para tomar decisiones que realmente configuran una ciudad.
La recuperación de la gestión de servicios básicos, es una práctica cada día más extendida, no solo en modernas ciudades europeas, sino también en municipios con una población mucho más cercana a la nuestra. Son servicios necesarios para el buen funcionamiento de una ciudad que quedan a largo plazo en manos de empresas que responden mejor o peor a los problemas que surgen, a las modernizaciones que van apareciendo, y que al final cumplen en mayor o menor medida los compromisos adquiridos. En cualquier caso, la magnitud de estas empresas es tan grande, y la labor que desarrollan es tan necesaria, que podrían paralizar la vida de una ciudad si vieran necesario llegar a tal extremo. Se trata además de servicios en gran medida vinculados a la corrupción, dadas las grandes cifras que se manejan (entre setecientos mil y un millón cien mil euros anuales, en el caso de Villena).

La municipalización de un servicio se puede llevar a cabo de diversos modos: no estamos hablando de la creación de un alto número de puestos municipales. Cada ayuntamiento debe estudiar cuál es la más adecuada a su realidad. La medida cuenta con la ventaja de dirigir los parámetros de esos empleos: para que sean dignos en cuanto a calendario y horario laboral y en cuanto a remuneración; para que cumplan de una manera justa con nuestra realidad social –sin discriminación en la contratación por cuestiones de género, edad o raza–. Controlar la gestión de estos servicios nos facilitará adecuarlos progresivamente a las futuras necesidades de la ciudad, igual que nos dará la posibilidad de inclinarlos hacia un camino más limpio ecológicamente. En cuanto a las ventajas económicas que la recuperación de un servicio supone para un municipio les diría, queridas personas, que pueden comprobarlo en los balances de aquellas ciudades que desde hace años tomaron esa decisión. Pero, para que se hagan una idea rápida, diremos que por un mismo servicio, un municipio respecto a una empresa se descontaría el montante destinado a pagar el IVA, más el destinado al beneficio industrial, más el destinado a los gastos generales de las empresas privadas, lo que sin pillarnos los dedos podríamos suponer un treinta por ciento del presupuesto general.

Y aquí seguimos esperando, la municipalización, con la concesión finalizada desde el uno de junio, cruzando la mitad de julio y con las vacaciones de agosto del personal municipal y las fiestas de septiembre en el futuro inmediato…

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