Si hay que ir se va…
Yo diría que la frase ya se ha convertido en un dicho popular: Si hay que ir se va, pero ir pa ná es tontería. No hay duda de que es una respuesta genial y rotunda; destinada a ocupar su espacio en el lenguaje coloquial por su contundencia, por la sabiduría que recoge y por su melodía. Ésta es la forma que hoy conocemos y utilizamos con mayor o menor gracia y salero para expresar nuestra agorera opinión sobre los resultados de una labor que nos han encargado. La frase me gusta porque se adivina que quien la pronuncia no se queja ni se niega a realizar la tarea. Aquel expone su opinión sobre el desenlace del encargo y define con justicia como podría concluir el asunto: en tontería. Me gusta porque regala una nueva reflexión sobre la cuestión al ordenante.
Desconozco si alguien en nuestra ciudad dio la orden de cubrir la calle San Sebastián con badenes que parecían poco menos que postes telefónicos tumbados sobre la calzada. Desconozco igualmente si el capataz, empresa o brigada de trabajo, escucharon a quien encargó realizar el trabajo con cierta languidez en sus miradas y respondió sin altivez ni descaro la frase que tratamos. Desconozco si la frase apareció en tal momento o si se pronunció más tarde, cuando la disposición se refería al recubrimiento de tales obstáculos con una capa de goma que aunque elevaba todavía más aquellos troncos al menos los haría resultar más
blandos. Desconozco si fue luego, cuando se ordenó quitar las gomas, picar las elevaciones y restituir la altura de la calzada.
El caso es que si digamos un día uno fue el elegido para abrir al menos cinco surcos en el asfalto distanciados entre sí y entre los dos pasos peatonales elevados, sería un día cinco cuando se introdujo el asfalto en aquellas vías para levantar más de cinco centímetros los badenes; y sería el día quince por ejemplo cuando se envolvieron los badenes con goma. Y ya puestos en este calendario sería el día treinta cuando los operarios rebajaron varios de los badenes hasta dejar la calzada como estaba al principio (aunque con esa fea cicatriz que queda por el parche). Y entonces sería un día quince del mes siguiente cuando retiraron las gomas del resto de badenes y un día treinta cuando eliminaron dichos baches y un día cinco cuando la calle quedó como al principio pero marcada por estas estrías que perdurarán hasta quién sabe cuando. Curiosidad aparte resulta la resolución del excelentísimo para exigir el uso de pintura no permanente a la hora de delimitar un espacio en la calzada. Acierto que nos evitará tropezarnos con tales marcas de pintura hasta quién sabe cuando.