Estado de Naturaleza

Si, pero no así, porque destruir para construir debe de ser la última opción

Hacer de la salvación de Sierra de Salinas una causa común puede unirnos como sociedad, lo cual ya es importante en sí mismo. Yo también estaré en la manifestación

Hola de nuevo, personas lectoras. Llevo días dando vueltas a las últimas declaraciones que se han hecho desde los dos perfiles del gobierno municipal en relación con la Sierra Salinas, con las fotovoltaicas y sobre la nueva figura de protección que el Consell le ha concedido, junto con  La Laguna de Salinas, Los Saleros y el Cabecico de Villena, que han pasado a ser considerados como Zona de Especial Conservación.

Esta reflexión no ha girado alrededor la noticia en sí misma, a pesar de la importancia que este reconocimiento tiene para su conservación. El detalle de atención se debe al trabalenguas terminológico de la misma, que va desde las zonas LIC a las zonas ZEC, pasando por la Red Natura 2000, y sin nombrar la maraña de Leyes que auspician estas medidas de protección. Regulaciones sobre las cuales intentaré allanar, en próximas entregas, el terreno del lenguaje jurídico y el recorrido necesario hasta llegar a la consideración de Sierra Salinas como Parque Natural, pero ahora es el momento de apoyar el llamamiento que nos hacen desde la Asociación Salvatierra.

Bajo mi punto de vista, destruir un entorno natural precioso y protegido, que aporta mucho valor a nuestro territorio, con la instalación de plantas fotovoltaicas proveedoras de energías limpias también muy necesarias, enfrenta diferentes valores medioambientales en situación de igualdad y es un verdadero disparate a tenor de la realidad climática que se está imponiendo, porque ambas realidades son igualmente necesarias en el conjunto de lo que debe de ser la lucha contra el cambio climático.

Y esta idea destructora debería de ser la última decisión a tomar, siempre y cuando hayan sido agotadas el resto de posibilidades existentes, pero claro, para ello, las ideologías están de más y los acuerdos basados en el interés general de las personas y de la naturaleza deben de prevalecer en todos los niveles de la administración pública, que van en prelación desde el Gobierno de la Nación hasta el Gobierno Local.

Lo que se nos ofrece, poner la mirada en la declaración de Parque Natural, es realmente un camino muy complicado y de larga duración, que sin duda debemos trabajar y por el que se debe de pelear en los despachos, pero que me deja la pregunta de, ¿y qué hacemos mientras tanto?

Ganar tiempo debe ser una de las acciones de defensa, y la manifestación convocada por la Asociación Salvatierra este próximo sábado 1 de abril puede ayudar a ello, al tiempo que nos ofrece la posibilidad de dar voz a una naturaleza muda que precisa seres corpóreos que hablen por ella.

Ahora habrá que ver la respuesta política el próximo sábado en fechas preelectorales, pero sea la que sea, hacer de la salvación de Sierra de Salinas una causa común puede unirnos como sociedad, lo cual ya es importante en sí mismo.

A ello le podemos sumar el recuerdo de que los ciudadanos y ciudadanas también tenemos responsabilidades civiles así como herramientas a nuestra disposición para ejercerlas, y salir a manifestarnos es una de ellas.

Modelos de éxito hay, otros movimientos vecinales han conseguido salvar sus hábitats naturales e incluso urbanos: sirvan como ejemplo La Plataforma Salvem El Cabanyal (Salvemos el Cabanyal LA RESISTENCIA - Salvemos el Cabanyal) o el movimiento SOS Mar Menor (SOS Mar Menor - Información, Protección y Defensa del Mar Menor), y los habitantes de Villena también podemos firmar un “lo conseguimos” con un resultado satisfactorio para todas las partes, o sea, instalaciones fotovoltaicas en espacios sin una especial afectación natural.

Personalmente considero que la defensa de la naturaleza, en este caso a través de un paraje natural en nuestro término municipal, es un frente de lucha sin ambages en el que no caben las palabras huecas de sentido, los intereses económicos como único argumento o las propuestas tomadas sobre la marcha. Ahora toca actuar con precisión quirúrgica en la toma de decisiones, por lo importante de la materia, y que estas, además, sean el resultado de un trabajo común entre todos los agente sociales, políticos y jurídicos.

Por todo lo expuesto, yo estaré allí.

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