El Volapié

Si te ofrecen una huelga…

... En este momento, simplemente, di que no. Los sindicatos convocantes tuvieron que renunciar al pesebre y haber comenzado las movilizaciones hace varios años, cuando todavía quedaba personal susceptible de ser despedido y –en esta ocasión– de serle aplicada la reforma laboral objeto de la huelga.
Esta huelga debería ser secundada por todos si los movimientos reivindicativos hubiesen comenzado al mismo tiempo que la sangría de despidos y cierres de empresas, si los sindicatos hubiesen defendido verdaderamente a los trabajadores y –como factores sociales de relevancia– se preocuparan por las insolvencias de las administraciones que tanto han favorecido el cierre de empresas y los despidos.

Los sindicatos convocantes tendrían mi apoyo si sólo tuviesen la fuerza de las cuotas de sus propias bases sindicales y no viviesen sobrealimentados por los Presupuestos Generales del Estado, subvenciones, cursillos de dudosa eficacia y otras remuneraciones. Estaría con ellos si hiciesen públicas sus cuentas, si supiésemos cuál es verdaderamente el número de afiliados y el de liberados.

Estas movidas sindicales debieron haber comenzado cuando el gobierno anterior empezó a dar bandazos, cuando congeló las pensiones, cuando se alió con los bancos favoreciéndolos en vez de facilitar el crédito a las familias y a las empresas –lo que hubiera ido en pro de los trabajadores– o cuando inició la maniobra de incrementar la presión fiscal.

Estaría a favor de los huelguistas del día 29 si ellos colaborasen persiguiendo a los empresarios y trabajadores que cometen fraude de ley por cobrar la prestación o el subsidio por desempleo a la vez que trabajan ilegalmente. Esto en primer lugar y a continuación, un buen papel sindical debería consistir en la promoción y apoyo de iniciativas prácticas e incluso legislativas, para que los trabajadores eviten el paro gracias a que las empresas que los contraten tengan ventajas en cuanto a los pagos por la cotización de estos. De modo que en vez de salir dinero del erario en concepto de subsidio por no trabajar, no entre ese dinero por cuotas de la Seguridad Social a cambio de que se mantenga el puesto de trabajo u otras medidas que eviten que el despido vaya a parar al trabajador más barato de despedir en vez de ir contra el menos competente, como ejemplos.

Si las huelgas hubiesen comenzado cuando empezaron a ser necesarias, todos deberíamos mostrarnos favorables a que continuasen las movilizaciones contra este gobierno y contra los sucesivos mientras no se ponga orden. En tal caso, mantendríamos una huelga indefinida hasta paralizar el funcionamiento del aparato del Estado si fuese preciso. Si de veras lo del paro fuese como ellos afirman, no hablaríamos sólo de huelga.

Sin embargo, el día 29 de marzo continuaré cumpliendo con mi deber –que también es un derecho– de trabajar, respetando el derecho de huelga –que no es un deber– y confiando en que los que decidan ejercer el derecho huelguista respeten mi decisión y permitan que todos los que no interrumpamos nuestro quehacer, podamos continuar disfrutando del resto de Derechos y Libertades Públicas, lo cual es mucho confiar.

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