El Volapié

Sin audiencia

Es imposible despertar el interés de los queridos lectores con tonterías como el truque, los toros o con la historia de la moción de censura que no llega, mientras existan asuntos tan amenos como el presunto trato de favor del concejal Richart ante la presunta infracción urbanística relacionada con el chalet de su esposa.
Si yo fuera uno de estos ya estaría encomendándome a todos los santos. Verán ustedes qué pronto nos vamos a enterar de todo con esta tirada de la manta, que ni la del socialista Luis Roldán de infausto recuerdo.

Este pobre columnista no puede pretender que el buen público que cada semana espera ansioso el siguiente número de nuestro periódico preste el menor interés a sus comentarios sobre las mentiras encadenadas que nos asesta el Presidente del Gobierno, incapaz de ofrecer las mínimas medidas que nos ayuden a alcanzar una situación que sea de verdad mejor a la que teníamos hace seis meses.

No podré sostener mi share cuando además de infracciones urbanísticas y demás affaires –sólo relacionados con la pasta– que los propios concejales se van a ir encargando de sacar a que les dé el aire, también comiencen a endosarse y a promover historias taurinas, que todo se andará. Ya saben ustedes a nivel de calle como está el parque con tantas sobredosis hormonales que suben la libido a cotas sorprendentes, y todo el mundo va cruzándose con todo el mundo. En todas partes cuecen habas, a todos nos pica la curiosidad y por eso hay tantos gatos que llegan a consumir sus siete vidas.

Sólo Belén Esteban podría ayudarme a salvar esta columna con una buena exclusiva, jugando con Andreíta o visitando a su cirujano plástico –que Dios le conserve sus facultades muchos años– tendrían suficiente tirón como para hacerme resistir hasta que los tránsfugas muevan pieza de cara a las próximas elecciones municipales, hasta que el Consejo de Europa haga tragarse a ZP su risita, hasta que se ratifique la presumible inocencia de Richart o hasta que las pruebas demuestren su culpabilidad, hasta que comprobemos si Mariano Rajoy volverá a ser engañado por Zapatero con el canto de sirena ofreciéndole un pacto de Estado, cuando lo que necesita de nuevo es la complicidad del jefe de la oposición o hasta que los que no se atreven a plantear la moción de censura, tomen la directa.

Rajoy dice en Madrid que no la presenta porque le faltan apoyos parlamentarios para ganarla. Se escuda en tal perogrullada para evitarnos presenciar un debate en el que pondría en evidencia a los nacionalistas y podría demostrar si tiene una alternativa de gobierno o sólo está esperando por desgaste la alternancia –que no es lo mismo– mientras se encuentra con el papelón del Rey exigiéndole que se doblegue por mandato del Gobierno.

En Villena ahora la oposición puede tener mayoría y sin embargo se mantiene callada en este sentido. ¿Será por filantropía, por deseo de respetar el resultado de las urnas o porque se guardan un as en la manga?

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