Cultura

Sobre Yllana

Lo habrán visto ustedes, queridas personas, en el desplegable del Teatro Chapí. Temporada Invierno-Primavera: Brokers de Yllana Teatro. Yo también lo vi. Primero recordé fragmentos, imágenes, de los espectáculos que conocía. El primero fue Muuu, hace la leche de años, en la Casa de la Cultura. Allí han llevado al menos cuatro de sus producciones. Aquellos cuatro tíos eran enormes en el escenario de la Kakv, luego comprobé que esa grandeza no dependía del tamaño del teatro.
Y aunque conocía el trabajo de Tricicle medio de oídas medio visto en la tv., o el de Voll-Ras, el estilo de este grupo me parecía nuevo, fresco, más… era otra cosa. Quizás Yllana tuviera unas maneras menos estilizadas, más cercanas a la calle, a la gestualidad más cotidiana: la de acciones concretas, con líneas escatológicas y tics y manías casi imperceptibles que se agrandan en el escenario.

El mimo salió de la calle, del mismo modo que el hip hop. Ya en sus orígenes, durante la transición del teatro griego al romano, vivió al margen del Teatro. El género se desarrolló donde nació: fuera de los auditorios, en las calles y en las plazas públicas. El mimo, en medio de la calle y sin disfraces, hacía una imitación de alguna actividad de la vida diaria mediante gestos, la llevaba a la exageración y lo grotesco, cayendo incluso en lo grosero, muy a gusto del público. La pantomima como evolución de los éxitos del mimo, opta por utilizar máscaras y vestuario adecuado al personaje, y toma sus argumentos de la mitología o de acontecimientos reales restando así comicidad grosera a las escenas. Fuera como fuere, el mimo burlesco y descarado fue lo más exitoso en las ciudades romanas, y acompañando la decadencia del imperio fue desembocando en lo licencioso. No es de extrañar que la figura del bufón nos aparezca en ocasiones como la evolución de aquellos perdularios mimos romanos.

La secuencia sigue, pero sólo voy a nombrar al gran Marcel Marceau antes de volver a saltar hasta Yllana, como quien trata con dos primos segundos de la misma familia. Porque Yllana domina la técnica corporal con absoluta limpieza pero, como los mimos romanos, toman su guión de nuestras vidas, de nuestros tiempos. Y su humor, naturalmente, nace de la deformación de nuestros gestos, los de hoy, que inyectan con cinismo, admiración o aversión, incluso con crueldad en sus espectáculos. El tema, como en este caso la bolsa, antes los toros, el mar o el demonio, es el cañamazo al que incorporar personajes que desmonten con sus particularidades las distintas situaciones propuestas. Y ahí entra en juego el humor, grotesco, incisivo, soez, surrealista, buscando ese punto en nuestros cuerpos que nos haga desternillar de risa. Ahora, acudir o no a verlos depende de ustedes.

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