Vida de perros

Soltar el lastre

Sabrán, queridas personas, que gracias a ese espacio aparente que llamamos Internet hemos conseguido acabar con el discurso unidireccional lanzado desde cualquier púlpito o tribuna. Sabrán que afortunadamente desde hace un tiempo cualquier persona tiene derecho a replicar cualquier noticia o discurso lanzado desde cualquier medio. No es menos este periódico y en muchas ocasiones quienes colaboramos en sus contenidos nos encontramos con opiniones que comparten o no las nuestras. De modo que era de esperar que apareciera alguna objeción a los planteamientos ofrecidos en la columna ZØj de la pasada semana (menos objeciones o aportaciones de las que hubiera deseado).
Imagino que es cansado leer una semana tras otra, si te tomas la molestia, un espacio donde se lanzan objeciones a los proyectos de tu grupo político preferido. Debe ser bastante incordiante tomado de ese modo. Pero sí, hay otro modo de tomarlo, y me consta que es incluso un modo productivo. Se trata de dejar de entender que las palabras buscan un ataque y comenzar a pensar que esas palabras son fruto de una reflexión y de un análisis que se ofrecen voluntariamente –entender, si no es ir demasiado lejos, que la finalidad del artículo no es destructiva sino constructiva– . Es difícil, porque en una columna de opinión no todo el texto es orégano, y porque se exalta antes el instinto de pertenencia que el sentido de aprovechamiento racional de las opiniones críticas.

Del mismo modo la exaltación lleva a la defensa acérrima o al contraataque (nada que te haga quedar en buen lugar o que aporte algo al debate). Y en estas estábamos cuando apareció aquel foro que para defender la Zona de Ocio Junior se atrincheró acusando a todos los alcaldes de Villena así como a la anterior alcaldesa de no haber hecho nada favorable en el Área de Juventud de nuestra ciudad. Y hasta aquí, con muchos matices, podría concederle buena parte de razón. Lo haría si su conclusión no se sustentara en que la señora Lledó sí se ha preocupado por la juventud y que la ZØj es la muestra de tal preocupación. Pero sería como admitir que el proyecto de la Piscina Cubierta, el del Campo de Césped Artificial, los de la Plaza de los Toros, el Conservatorio de Música o incluso el del Paseo Chapí son proyectos que muestran la preocupación de la señora Lledó por la juventud. Porque sería como creer que aquel Concejal de Juventud de Ibi que hace unos años me aseguró que había gastado cincuenta euros de su presupuesto en maquillaje de fantasía, estaba haciendo algo por la afición teatral de su ciudad. Y digo esto sin despreciar la iniciativa y el esfuerzo de nuestro Equipo de Gobierno por ejecutar proyectos para nuestra ciudad. Pero al pan, pan, y al vino, vino.

En cualquier caso la acusación de solnaciente –firma del foro de Epdv.com sobre mi columna ZØj– a todos los gobiernos democráticos de Villena por la escasa atención que han mostrado con la juventud, me lleva a pensar en la lenta incorporación en nuestro país de las técnicas y programas socioculturales destinados al sector juvenil.

Un movimiento con raíces europeas cuyas principales referencias españolas se dan en Cataluña y País Vasco. Ha sido tan lenta la llegada de estas metodologías que todavía catalogamos como pioneras muchas actividades realizadas para la juventud: canchas deportivas nocturnas, conciertos diurnos, etc. Esta parsimonia no disculpa a nuestros anteriores equipos de gobierno, pero creo que sí merece la pena que ahora que dichas metodologías son más comunes, obliguemos a nuestros equipos gestores a realizar un progreso en la materia, un avance que se deje traslucir año tras año –legislatura tras legislatura en el peor de los casos–.

La implantación de las técnicas de dinamización sociocultural no sólo se ha materializado en enseñanzas regladas como el TASOC, sino que también se han hecho accesibles y obligatorias para toda aquella persona que trabaje o colabore con empresas o asociaciones que realicen actividades con niñas, niños y jóvenes. Es tan común el requisito de titulaciones homologadas como Monitor/a de Tiempo Libre o el Animador/a Juvenil que las asociaciones que trabajan con edades comprendidas en la infancia y juventud (Centro Juvenil Don Bosco, Cruz Roja…) cuentan con sus propias escuelas homologadas. Se trata de preparar equipos de formación que tengan conocimientos sobre la dinamización de grupos, sobre la creación y desarrollo de proyectos que tomen como base el grupo destinatario, los objetivos a perseguir, la metodología a utilizar, el espacio y las infraestructuras con que se cuenta, las necesidades o los problemas que manifiestan los y las destinatarios/as de la actividad (en programas más avanzados o en colaboración con agentes de Bienestar Social)...

Me temo entonces que mi réplica a solnaciente no se circunscribe a la construcción de una Zona de Ocio Juvenil. Mi argumentación no perdona ni justifica ni a ésta ni a las anteriores gestiones municipales en materia de Juventud. Mi apuesta y mi lucha buscan más bien revindicar la existencia de una forma de trabajo, revindicar el valor y la valía de unos agentes sociales con los que no contaban nuestros primeros gobiernos y a los que han minusvalorado los siguientes. Revindicar figuras técnicas en materia de juventud que cuentan con un reconocimiento académico comparable –según medidas– al de figuras en campos de mayor arraigo: administración, obras públicas, seguridad…

Revindicar que la preocupación real por la juventud se ve cuando en lugar del Área de Juventud, la que se ocupa de ella es el Área de Bienestar Social.

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