Tarde de toros en Villena
Desde que amaneció el domingo se notaba en las calles de Villena que por la tarde había toros. En realidad parece como si el ambientillo de la ciudad se hubiese animado desde que se inauguró la plaza de toros. Los viandantes amplían hasta allí sus paseos y los empresarios de la zona están comprobando como la paciencia mostrada ante el estropicio de las obras está siendo generosamente recompensada.
Estuve por allí a la hora del sorteo y daba gusto. ¿Me permiten que les diga que me recordó a una especie de día 5 por la mañana a escala? Se veían encuentros, forasteros y caras alegres, todo el que quiso todavía tuvo tiempo de comprar su entrada hasta última hora y de ahí a tomar el aperitivo, la comida, las copas y a los toros.
No quiero obviar a los antitaurinos que se manifestaron, pues ejercieron un derecho que les corresponde y sólo son adversarios de la tauromaquia porque los enemigos están todos dentro del mundo del toro. Todos.
Comí con mis amigos Pedro Hernández, Vicente Navarro, Carlos López, Luis Geras, Rafa Alfonso y Paco Guillén -como en las grandes tardes-, con nuestras esposas e hijos y fuimos honrados con la presencia del maestro Vicente Barrera en nuestra mesa. También esperábamos a Vicente Ruiz El Soro, al novillero Antonio Galán y al representante de ambos Vicente Puchol, pero llegaron directamente de tentar en Algeciras y con el tiempo justo para que el maestro pudiera cumplir con la invitación que le brindó la Alcaldesa de Villena, que debe sentirse muy satisfecha en estos momentos.
En la plaza nos encontramos con el Medalla de Oro de las Bellas Artes Luis Francisco Esplá y su hijo el matador de toros Alejandro Esplá, con Francisco José Palazón, quien nos anunció su próximo compromiso en la Feria de Hogueras, el decano de fotógrafos taurinos Paco Cano, que a sus 99 años no quiso faltar a la cita histórica de Villena, con el prestigioso periodista Fernando Fernández Román y la torero Cristina Sánchez, que además es un bellezón de mujer, al empresario Pablo Lozano y su inseparable colaborador Agustín Parra Parrita, que toreó aquí en 1976 cuajando un gran toro del Marqués de Ruchena, según me cuentan Horacio y Manolo Bravo.
La tarde no dio mucho de sí en lo taurino, pero el ambiente en los tendidos nos trajo a la memoria los mejores tiempos de la Plaza de Toros de Villena pero con todas las comodidades de los tiempos que corren, sin que nada pudiera cambiar el tradicional aroma a toña y embutido que se disipa durante la merendilla después del tercer toro.
Cuando saliendo de la plaza mi vista se topó con la marea de gente que iba rodeando el coso mientras lo desalojaba, no pude tener otra sensación mejor que encontrarme en una plaza importante y dentro de una gran feria taurina.
Adiós plaza portátil, adiós y hasta nunca, que ya era hora. Y a todos ustedes, hasta la próxima, que será una ocasión más propicia.