El Volapié

Te fuiste

Nunca pensé que aquella sería la última vez que te vería, que te veríamos. Que sepas que tus amigos no te olvidan. Tus amigos no te olvidamos a pesar de que no podemos borrar de nuestro recuerdo aquella imagen tuya en el coche negro lleno de flores en la puerta de la Iglesia ilicitana.
Igual que hace unos meses, al llegar la Navidad, no podíamos dejar de pensar en ti y esta Pascua tu recuerdo nos ha sumido en la añoranza porque te echamos de menos. ¡Cómo animabas nuestras reuniones! ¡A nadie le paraba el gorrico del cotillón como a ti!

Tu equipo, el Valencia; tu cofradía, el Cristo de las Penas; tu comparsa, los Moricos Nuevos; tu grupo favorito, The Godfathers; tu Regimiento, el Soria nº 9; tus zapatos, castellanos en negro; tu whisky, Dewar`s White Label; tu cigarrico después de comer y mientras jugabas al golf…

Cuando organizamos una cenica de esas que hacemos algunos viernes –gracias a la condescendencia de nuestras abnegadas esposas– nos resulta inevitable preguntarnos si aparecerás por sorpresa para alegrar nuestra existencia y alimentar nuestra esperanza en que exista un mundo mejor más allá de esta mediocre vida.

Si nos juntamos para celebrar algún santo, o cumpleaños, o bautizo, o comunión –porque ya no nos quedan bodas por medio– siempre hay alguno de nosotros que se acuerda de enviarte la convocatoria vía e-mail, a sabiendas que ya no puedes leerla y que es imposible que nuestra llamada halle una respuesta.

¿Te acuerdas de los sucesos acaecidos durante los actos conmemorativos de tu despedida de soltero? Supongo que ya no tiene importancia que ahora lo cuente. Apenas me leen quince personas… pero mejor me callaré la boca no vaya a ser que llegue el día del juicio final y las cañas se tornen lanzas.

Te plantaste al poco de cumplir los veinticinco años y un poco después arrojaste tu vergüenza –léase timidez– al mar, justo en el puerto de Alicante una madrugada que llevábamos una buena trompa. En la veintena parecíamos unos destalentados y nadie daba un duro por nosotros, las chicas no querían saber nada, en la Universidad éramos un desastre y nuestro primer trabajo fue de vendimiadores. Sin embargo, nos hemos convertido en el único grupo de amigos en el que ninguno ha tenido que divorciarse y tampoco ha habido cuernos pasivos ni reflexivos.

Cada Año Nuevo, cada vez que llega el día 5 de septiembre, cada martes de Carnaval, cada fiesta de las gordas, cada vez que echamos una partidica al truque, cada día 20 cuando hay que pagar el IVA y cada vez que llega el momento de hacer la declaración de la Renta, porque siempre me tenías en vilo hasta el último momento, hasta que sólo quedaban segundos para poder presentarla.

Hace ya… ¿cuántos años hace que estamos sin ti? Aunque no somos nadie, por más tiempo que pase no encontramos consuelo ni resignación. Allá donde te encuentres, que sepas que aquí en Villena tus amigos no hacen otra cosa que pensar en ti.

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