Como decíamos en uno de nuestros últimos Editoriales, parece que resulta inevitable que, llegadas estas fechas, y a medida que se acercan nuestras Fiestas, resurjan como polémicas recurrentes viejos debates que nunca llegaremos a superar, si bien es cierto que en aquella ocasión lo hacíamos pensando en una polémica ya clásica de nuestros veranos, la celebración o no de una corrida de toros el día 7 de septiembre.
No obstante, el debate sobre los toros viene este año acompañado de otra polémica que afecta en mucha mayor medida a nuestras Fiestas, no en vano las implica en su totalidad: el presupuesto destinado a nuestros festejos patronales, o más concretamente, la influencia que la crisis económica y el estado en que se encuentran las maltrechas arcas municipales va a afectar a nuestros Moros y Cristianos, impidiendo, al menos en parte, que estos se desarrollen tal y como hemos conocido durante el último lustro.
Si hay un tema en nuestra ciudad que nos une, por encima de ideologías, tendencias políticas o diferentes situaciones socioeconómicas, es obvio que son las Fiestas, pero del mismo modo no existe otro ámbito que se preste más y mejor a la irracionalidad y al golpe de pecho que los Moros y Cristianos, por lo que consideramos que es un ejercicio de irresponsabilidad tomar las Fiestas como campo de batalla para el debate político y reproducir en un ambiente que siempre nos ha unido las disputas y diferencias que representan todo aquello que nos separa.
Por ello, rogamos a todos nuestros representantes políticos, ya sean miembros del gobierno o de la oposición, que actúen con responsabilidad, demandándoles que no lleven sus disputas más allá de ciertas líneas rojas que nadie en Villena debería cruzar jamás.
