Tras el pistoletazo de salida
No es de recibo que tanto en la previa como tras el pistoletazo de salida, este país nuestro se vea obligado a respirar el ponzoñoso ambiente creado por la clase política (y las lenguas acérrimas) para celebrar lo que llaman La Fiesta de la Democracia a falta de otra denominación más cursi e hipócrita.
No nos merecemos, ni siquiera por aquello de que cada cual tiene lo que se merece, las envenenadas baterías de flechas que desde tantos ángulos buscan herir nuestras diferentes opiniones y opciones políticas. Que ofrecen la lupa aquí y la oscuridad allá, el microscopio aquí y la niebla allá. Cuyo único fin es confundirnos, engañarnos, manejarnos, con armas nobles como la retórica y con juego sucio como la estadística, el desprecio o el insulto.
Quizás y por desgracia, la costumbre de vivir el mencionado juego político nos haya encallecido esa parte del cerebro donde reside la atención, la credulidad y el pensamiento lógico. Quizás y por desgracia entonces nos hayamos transformado en personas descreídas, desinteresadas y resentidas en relación a la política. No voy a ser yo quien abogue contra tal sentimiento. Porque es cierto que la razón y la lógica han dado paso a las argucias y al trapicheo. Porque lo triste es que ya dentro del juego aplaudamos la zancadilla, el acoso y el ninguneo. Lo triste, al menos para mí, es haber permitido que tal circo haya contagiado nuestros asuntos. Que hayamos consentido que nuestros vecinos y vecinas, representantes, más allá de sus obligaciones con nuestra ciudad, jueguen a la política del modo que lo hacen sus hermanos y hermanas mayores las siglas de sus partidos. Porque pese a que ellos y ellas puedan sentirlo así, porque se sienten en la misma lucha donde bregan sus siglas nacionales, en cuanto a lo que a Villena nos inmiscuye sólo nos ha de valer nuestro beneficio, nuestra defensa, nuestros intereses. Y de eso sabe muy poco tal estrategia política.
A mí me da absolutamente igual si el Partido Popular colocó en unos carteles Ven a inaugurar tu Plaza fuera del periodo de inauguraciones, o si se aprovecha de su posición para ocupar con sus carteles las mejores farolas, si Villena Centro Democrático comparte eslogan con el PP nacional, o si la performance de las Juventudes Socialistas durante el acto de la de momento CAM tiene tintes electorales. Me temo que hay realidades mucho más preocupantes. Realidades que desafortunadamente no tienen siglas políticas, pese a estar adscritas en algunas de ellas. De modo que lo que necesito no es presenciar un campo de batalla, ni establecer relaciones entre mis problemas y aquello que no puedo tocar. Lo que necesito, de momento, es seriedad. Al menos a falta de sinceridad, seriedad. Y la seriedad, espero que me entiendan, está muy lejos de estas tristes contiendas propias de patio de colegio.