Vida de perros

Treinta y siete

Será que el tiempo es circular como una rotonda –ya sé que la de la Morenica no lo es–, o que Villena es una ciudad pequeña y se enfrenta a problemas irresolubles. Pero el tiempo debe ser circular, porque de pronto, cuando menos te lo esperas, volvemos a tener noticias del Agua o de las Vías, del Juzgado, del Hospital, de las Basuras (Olores) o de la Droga. De hecho Las Vías cubrieron la portada de la anterior edición de este semanal, con un titular que funestamente anunciaba: “Ilusión soterrada”; lejos de los acostumbrados: “¡¡¡Conseguido!!!”.
Al vetusto debate sobre Las Vías podría aplicarse la fábula de Tomás de Iriarte: los galgos y los podencos. Ya saben, aquella fábula donde dos conejos que son perseguidos por unos perros entablan una discusión sobre la raza de los canes. Un debate, como pueden imaginar queridas personas, con fatídicos resultados. Como el de la apertura al tráfico o no de la Calle… ¡ah, no!, quiero decir: como el referido al soterramiento o alejamiento de la línea ferroviaria al paso por nuestra ciudad. Un debate sostenido al amparo del Cuento de la lechera, que nos tuvo en vilo, alimentó conversaciones y creó enemistades, que sirvió para crear plataformas ciudadanas que se convirtieron en dianas donde lanzar dardos politizadores. Sin embargo creo que posiblemente haya sido durante esa época cuando más en serio se tomó el asunto, y que haya sido nuestra anterior alcaldesa, Vicenta Tortosa, la que ha dedicado mayor esfuerzo a solucionar el problema de nuestras vías (aunque tal prioridad pudiera haberle supuesto en parte la pérdida de la alcaldía ¿…?). Un esfuerzo que Villena en su totalidad debería agradecer al menos por contar hoy día con algo más que aire para afrontar el problema, por contar con datos, planos, de carácter más o menos provisional, pero reales, palpables.

Fue el pasado lunes cuando al fin obtuvimos otro dato real, digo al fin porque en muchas ocasiones me ha parecido un dato de importancia. Lo lanzaba mediante un comunicado Antonio García Agredas en medio de un envalentonado discurso con jueces por medio (ver página 12): una apuntación sobre el número de bajadas de barrera que diariamente soporta Villena: treinta y siete. A lo que añadía un tiempo estimado de paralización del tráfico: cinco minutos por parada; lo cual, pito arriba, flauta abajo, vienen a resultar 185 minutos (unas tres horas al cambio). Poco más se puede decir sin conocer con exactitud el horario de trenes, salvo que muchas empresas han variado sus horarios de salida y cierre en relación a la llegada del regional de Valencia o de cualquier otro tren. En cualquier caso es un paso el que comencemos a asirnos a la realidad para establecer posiciones, al igual que hizo Cate Hernández al proponer un estudio sobre los trenes y pasajes que cruzan nuestro municipio.

(Votos: 0 Promedio: 0)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba