Editorial

Una asociación y un proyecto que merecen un monumento

Villena ha celebrado una nueva edición, y ya van doce, de su Mercado Medieval, que por el camino, y a base de buen hacer y un crecimiento sostenido y sostenible, se ha dejado hasta el nombre, transformándose con muy buen criterio en las Fiestas del Medievo, concepto que engloba y define mejor lo que hace tiempo que dejó de ser un simple mercadillo más para convertirse, por derecho propio, en la segunda festividad de nuestra ciudad.
Y es que, a nada que analicemos la trayectoria que ha seguido este proyecto con algo de distanciamiento y perspectiva, nos daremos cuenta de lo extremadamente difícil que resulta conseguir lo que han conseguido los vecinos del Rabal, que unidos en torno a su asociación han sabido dar vida y continuidad a un evento cuyas cifras comienzan a ser apabullantes, tanto en visitantes como en participación e implicación ciudadana, tanto en repercusión y publicidad mediática para nuestra ciudad como en retorno económico de esa promoción en forma de visitantes o el posicionamiento destacado de Villena en las rutas proyectadas por agencias y mayoristas turísticos.

En definitiva, un rotundo éxito organizativo, de público y promocional que obliga a agotar los adjetivos para felicitar a la Asociación de Vecinos del Rabal (y también a la Asociación pro-Restauración de la ermita de San José, que se merecería otro editorial para ellos solos por su trabajo a lo largo de estos años) y a todas las personas, colectivos y empresas que colaboran con ellos en su objetivo, que no es otro que la recuperación urbanística y social de un barrio que, como ellos mismos no se cansan de repetir, es de todos, como a todos beneficia el éxito de unas Fiestas del Medievo que ojalá mantengan su trayectoria y espíritu para beneficio de toda Villena. ¡Enhorabuena!

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