Una de cal y otra de arena
Pues bien, parece que no voy a tener más remedio que saltarme un poco la cortesía de los cien días de gracia (esos que se conceden a todo nuevo Equipo de Gobierno tras su puesta en funcionamiento) y voy a tener que hablar. Escribir al menos unas líneas acerca de los cambios que el concejal Pablo Juan Martínez ha anunciado en las dos concejalías de las que es responsable, Deporte y Juventud. Cambios, medidas que comentar en sí, sin contrastar ni con el programa electoral del Partido Socialista por el que llega el señor Martínez, ni con el programa común de la coalición que conforma el gobierno de la ciudad.
Ciñéndome a los primeros pasos de su gestión en Deporte sea ésta por propia voluntad, por voluntad de su partido, o por acuerdo de la coalición, tendré que reconocer el acierto a la hora de apostar por la profesionalización del puesto de gerencia del Polideportivo. Un asunto que a todas luces beneficiará a Villena y, sobre todo, a toda persona que como usuaria, como deportista o atleta, frecuente las instalaciones de nuestra ciudad. Porque, en primer lugar, la profesionalización del cargo implica contar con una persona que conoce normativas, problemáticas, necesidades, potenciales y posibilidades de futuro de nuestras instalaciones deportivas municipales. Del mismo modo, en segundo lugar, implica tratar con una persona a la que no son ajenas las quejas y demandas de quienes utilizan las instalaciones; las conoce en gran parte de antemano y puede ser capaz de planificar métodos y estrategias para solucionarlas en gran medida. Y en tercer lugar, me parece un acierto profesionalizar el cargo citado porque supone una conciencia, una actitud consecuente, con un cargo que por norma general ha sido una bicoca, un premio, una recompensa, que los partidos gobernantes han entregado a determinadas personas pese al beneficio y futuro de los intereses de nuestra propia ciudad.
Profesionalizar el puesto de gerencia del Polideportivo significa no regalarlo a aquella persona del partido que tiene alguna relación con el deporte o el atletismo. Significa dar un valor al cargo, dar una coherencia a la gestión de actividades existentes; y significa valorar que hay un futuro en el que creer, y creer que para llegar a ese futuro es necesario sementar y planificar. Serán tal vez sólo cuatro años. Y aún así es tiempo suficiente para estudiar la situación actual y trazar posibles perspectivas de futuro. Tiempo suficiente para que una persona formada en la materia pueda dotar de coherencia a nuestra situación actual, pueda situar cada cosa en su espacio, pueda establecer prioridades y contrastar alternativas. Cuatro años para realizar un trabajo profesional donde sólo se ha realizado un trabajo mantenedor. Cuatro años que quizás puedan suponer un gran empujón en un área donde villeneros y villeneras han conseguido grandes logros en muchas de sus disciplinas.
La segunda de las medidas que se han anunciado dentro de las áreas sobre las que trabaja el joven concejal Pablo Juan Martínez es la referida a la Zona Zero Junior. Lo que equivale a referirse a esa abstracción caprichosa situada junto a la futura piscina cubierta y frente a nuestros húmedos Juzgados. Se trata de un edificio de nueva construcción que se abre a la calle ciega de las viviendas levantadas junto a la Estación de Trenes. Es decir, que se abre a una calle de propiedad privada cuyas ventanas deberán transigir con el esperemos continuo trasiego de gente joven que visita o utiliza las instalaciones.
El espacio, planteado antes con el discutible nombre de Zona Zero Junior, suponía un edificio de dos plantas de las cuales sólo la planta baja por el momento estaría habilitada. A dicha planta se trasladaría la Oficina de Información Juvenil, ahora situada en un local de alquiler frente a Correos, y poco más. Lo cual plantea un primer problema: si se cancela el alquiler de dicho local perderíamos el espacio destinado a Sala de Estudio.
Por otro lado, hablando pronto y mal, las instalaciones de la Zona Zero no dejan de ser minúsculas y ridículas: un patio, una pequeña sala con un escenario, un par de espacios para talleres separados con un biombo, una cabina técnica y poco más. Y es en esta pobre trinchera donde el concejal Pablo Juan pretende establecer a la juventud de Villena, aumentando las edades de los usuarios, que eleva hasta la franja de treinta años. Y yo me pregunto qué es lo que pretende la Concejalía. Porque si dichas instalaciones, a primera vista, parecen insuficientes para la primera franja de edad planteada: de 6 a 12 años, es evidente que es más que ridícula en esta nueva franja de edad.
En cualquier caso, si nos adentramos en el meollo de la cuestión, nos encontramos con el mismo problema de base con el que topaba el anterior Equipo de Gobierno: la falta de un programa que defina qué es lo que se va a hacer allí, para qué se va a utilizar y con qué fines. Como de costumbre empezamos la casa por el tejado: tenemos las instalaciones y ahora toca meter a empujones actividades y usuarios. Lo peor de este giro que da la concejalía con la Zona Zero es que parece apuntar a un menor gasto en la presunción de que es necesario mucho menos personal para atender a una franja de edad mayor. Pero incluso esto es difícil de prever cuando no se sabe qué es lo que se va a ofrecer. A no ser que lo que se busque al final sea un espacio para un restituido Consejo de la Juventud cuyo anterior funcionamiento arrastra más que dudosa práctica y utilidad.