De recuerdos y lunas

Una de Reyes

Que como fiesta de Moros y Cristianos, han venido a proliferar por todo lugar las Cabalgatas de Reyes. Que la razón de ser de su magia, la de los Reyes, es la ubicuidad. Y característica de las difundidas Cabalgatas, la heterogeneidad en las formas. Que, como en tienda multiprecios, hay de todo. Que yo vi una noche una cabalgata de estas y aún no puedo dar crédito a lo que vieron mis ojos. Porque fue a principios de enero, en la víspera de la Epifanía de Nuestro Señor Jesucristo, pero fue como si fuera por Carnaval.
Que vinieron los Reyes con tanta cohorte y boato que si no llega a ser por unos carteles que yo no vi bien del todo, yo no hubiera sabido que venían Melchor, Gaspar y Baltasar diluidos entre tanto séquito variado. Que si no llega a ser por mis hijas que gritaron ¡Melchor, Melchor!, yo no me entero de que estaban ahí. Que sólo faltó la samba y, acaso, un número de tragafuegos y otro de majorettes y una banda de cornetas y tambores de falsos legionarios. Porque empezó la cosa con Gigantes y Cabezudos acompañados de charamita y tamboril. E inmediato a esto tradicional, nos vinieron los Mosqueperros y, con música de rumba y un tren de esponja hecho de vagones-admiradoras y muchos bailes, grupos alegóricos. Y luego, el Rey León y toda su selva con la música del Rey León. Y Aladino con la música de Aladino. Y más Disney Factory con toda su fauna y con toda su música. Y hasta ese momento, entre tanto disfraz, ningún pastorcico y ningún villancico. Después, ya parece que entrábamos en materia, porque llegó un grupo perdido de romanos a caballo que ponían cara de malos porque se supone que eran malos en aquella Palestina de Herodes ocupada por ellos. Y alguno asustaba a los niños porque creía que tenía que asustar a los niños. ¡Bu! Y luego, por fin, pastores y pastoras; pero con un villancico rumbero y muy andaluz que decía “leshe”. Y tras este atisbo navideño, ya una carroza portal de Belén seguida por niñas disfrazadas de estrellas. Muchas. Que fue una vía láctea de estrellas. Un universo de estrellas. Y por fin, un Rey. Era un Melchor de blancos cabellos y barba, en una carroza, acompañado con una banda de música que tocaba una marcha mora. Siguiéndole, Gaspar, con más alegorías orientales y más música mora. Aquí, abría el cortejo un grupo de danza de Villena donde, gracias a Dios, se notaba la experiencia y buen hacer que convierte en espectáculo lo que muchos han convertido en ridículo. Y por fin, mi Rey Baltasar. Éste, por el color de la cara, desteñido por el sudor, debía de venir de Betunia. Pero me encantó. Le acompañaba mucha percusión. Y grité: ¡Baltasar! ¡Baltasar! Le saludé y me saludó. Fui feliz.

Un camión que tiraba juguetes, chirimbolos, plásticos contrahechos, cachivaches, pelotas con red, golosinas, confetis y serpentinas provocó la avalancha del gentío, me pisaban pero estaba feliz y orgulloso de que, delante de mis hijas, Baltasar se acordara de mí. Ante el alud humano provocado por el camión que era cuerno de la abundancia para la chiquillería, arranqué a mis hijas de la barahúnda y regresamos a casa.

Cansado y despistado por el desfile, ahora creo que valió la pena tanta mojiganga insulsa y tanto Carnaval en enero. Porque Baltasar me había saludado. A esta satisfacción mía se sumó la de mis hijas. A ellas, toda la parafernalia que yo vi anexa, les encantó. Y también les encantaron, menos mal, los Reyes, los Reyes Magos.

(Votos: 0 Promedio: 0)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible.

La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.

Tienes toda la información de privacidad en nuestra página de política de privacidad y política de cookies.